Las importaciones de queso provenientes de Estados Unidos se duplicaron en los últimos siete años, a partir de la reducción de aranceles a la importación de los productos lácteos en el marco del Cafta, iniciada en el 2016. La eliminación total de tributos para los lácteos, a partir del 2025, mantiene en alerta a los pequeños productores nacionales y con expectativas de los consumidores, debido a la diversificación de la oferta.
Entre el 2016 y 2023, las compras de queso de Estados Unidos incrementaron 101,5%, pasando de 2.124 a 4.280 toneladas, según datos de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer). Este es el producto lácteo con mayor volumen importado y representa el 67% del total de derivados de la leche provenientes del país norteamericano.
El Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (Cafta por sus siglas en inglés), estableció una desgravación arancelaria total a un plazo de 20 años para los productos lácteos a partir del 2006, con la entrada en vigencia del acuerdo. Durante la primera década, estos artículos ingresaron con un arancel fijo del 66%.
Rodolfo Arce, especialista en Aduanas y Comercio de la Universidad de Costa Rica (UCR), recuerda que la barrera arancelaria de 20 años que se creó en el Cafta para los lácteos se ajustaría cada 1.º de enero a partir del año 11, es decir, entre 2016 y 2025, con una reducción calculada en 10 etapas anuales iguales de 6,6%, teniendo como referencia el 66% inicial.
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Ivannia Quesada, presidenta de la Cámara Nacional de Productores de Leche, revela que desde el inicio del proceso de negociación del Cafta, el sector estaba claro de que los Estados Unidos nunca serían un mercado importante de destino para los productos lácteos costarricenses. Por el contrario, plantearon que la región centroamericana era de interés del país norteamericano para colocar sus artículos.
Quesada asegura que el segmento de mercado más impactado por el aumento de importaciones de los Estados Unidos es el de quesos, tanto por el ingreso de quesos verdaderos como de sueros y proteínas lácteas, así como de imitaciones de quesos (denominados análogos) que han entrado a competir agresivamente en el mercado nacional.
Esta situación ha venido desplazando a los productores nacionales, especialmente a aquellos de fincas integradas a industrias queseras, tanto formales como artesanales, indicó Quesada.
Agrega que el impacto más relevante lo han tenido una gran cantidad de pequeñas pymes lácteas que se especializan en la venta de quesos, especialmente de mozzarella, que han tenido que reducir las compras de leche cruda a los productores, afectando una de las actividades más estables en las zonas rurales.
Mario Solano, presidente de la Asociación de Productores Agropecuarios de Santa Cruz de Turrialba (Asoproa), advierte de que la balanza comercial deficitaria con Estados Unidos, donde se importa más de lo que se exporta, se ampliará. En conjunto con organizaciones nacionales, mantienen en agenda la revisión de este tema debido a las repercusiones de la desgravación para los pequeños productores.
En este sentido, Francisco Monge, economista jefe del Ministerio de Comercio Exterior (Comex), señala que los yogures, algunos tipos de quesos y los helados son productos en los que Estados Unidos es competitivo. Sin embargo, considera que el sector nacional se ha estado preparando, ya que la reducción arancelaria restante para alcanzar el cero es solo del 6,6% de este año, y esta reducción ha sido gradual desde 2016, además de los 10 años del periodo de gracia inicial.
“La idea de estas desgravaciones largas es que la competencia vaya dosificándose de manera gradual”, apunta Monge.
En cuanto a los quesos procesados con materia prima no láctea, Monge aclara que esta preocupación no está relacionada con el Cafta, ya que estos productos están clasificados en otras partidas arancelarias y no forman parte de las mercancías sujetas a desgravación en 20 años, y han estado libres de impuestos durante años.
Maritza Solano, propietaria de Turrialba Gourmet, también confirma efectos adversos en los pequeños productores de leche que no han logrado diversificar su oferta con valor agregado. Dedicada desde hace 11 años a la elaboración de quesos gourmé artesanales, señala que el aumento de las importaciones de queso mozzarella y los productos análogos están generando impactos negativos.
Explica que, en el caso de los quesos gourmé de la marca que ella elabora, se han mantenido en competencia desde hace varios años con los productos importados estadounidenses, pero los pequeños productores en general no pueden competir con los precios de venta bajos. Turrialba Gourmet se abastece de la leche de los productores de la zona de Santa Cruz de Turrialba. “El pequeño productor es nuestro proveedor de leche y si desaparecen, una empresa como la nuestra también puede dejar de subsistir”, comenta.
Coopeleche es uno de los participantes de la industria que recientemente tomó la decisión de dejar de recibir y comercializar la leche de sus 68 productores asociados, a partir del 30 de mayo, como parte de un fuerte ajuste en sus operaciones que implicará la devolución del capital a los socios que así lo requieran y solo mantener abierta la venta de insumos para la producción de lácteos. La organización reconoció que una de las razones para el cierre de la actividad fueronlas dificultades para colocar la leche, ya que la mayor parte de sus clientes se dedican a la producción de quesos.
Datos de Procomer reflejan que durante el 2023, del total de las importaciones de quesos realizadas por Costa Rica, estimadas en 5.648,1 toneladas, el 75,7% (4.280 toneladas) procedían de Estados Unidos. Solano augura que este porcentaje se irá incrementando.
‘Guerra anunciada’
Juan Ricardo Férnandez, presidente de la Asociación de Consumidores Libres (ACL), refiere que el sector lácteo tuvo un plazo extenso para ajustar su producción hacia artículos más rentables o donde fueran más competitivos. Calificó la situación como una “guerra anunciada” y lo que se espera es que aumente la competencia para que se beneficen los consumidores con mejores precios y calidad.
“Ya no hay excusas. Siempre va a haber gente que va a querer seguir siendo protegida, todo el mundo protege sus intereses pero no se vale cuando salen muy caros al resto de la sociedad, especialmente a los estratos de menos ingresos”, menciona Fernández. Añade que estarán atentos a que los sectores, una vez que concluya la desgravación arancelaria, no hagan referencia a normas técnicas o requisitos sanitarios (barreras no arancelarias) para evitar la competencia.
Juan José Romero, profesor de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional (UNA), explica que el sistema de producción de leche en Costa Rica se basa principalmente en pastoreo, con extensiones de terreno dedicado al pasto para la alimentación del ganado, complementada con concentrados.
Estos alimentos balanceados se elaboran con maíz, sorgo y soya, granos que son importados de Estados Unidos y América del Sur. Por esta razón, Romero describe al sistema de producción de la ganadería lechera como frágil debido a su dependencia de los vaivenes del mercado internacional.
Romero también señala que, ante la desgravación arancelaria en el marco del Cafta, Costa Rica debería haber alcanzado en estos 20 años una máxima optimización de los sistemas productivos para competir con los productos lácteos de Estados Unidos, que cuentan con apoyo vía subsidios en su producción.
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La producción nacional de leche se estima en 1,2 millones de toneladas al año, según las estimaciones de la Cámara Nacional de Productores de Leche.
La Encuesta Nacional Agropecuaria de 2022, publicada en octubre de 2023, indica que el 37,2% de la producción se destina al mercado mayorista, el 18,9% se utiliza como insumo por parte de los ganaderos, el 17,5% se destina a la industria, el 17,15% se consume internamente y el 9,3% se vende al por menor.
Por otro lado, Rodolfo Arce, de la Universidad Nacional (UNA), menciona que es importante considerar la desgravación arancelaria como un beneficio para el país, ya que esto también implica la eliminación de aranceles para las exportaciones, con base en el sistema de preferencias arancelarias discrecionales que aplicaba Estados Unidos antes del Cafta.