Róger Madrigal, presidente del Banco Central de Costa Rica (BCCR), explicó que el modelo exportador del país, adoptado hace 40 años, está entre las principales razones que hoy favorecen la abundancia de dólares en la economía.
El jerarca recalcó que los efectos en la transformación productiva de Costa Rica son una de las “fuerzas” en el actual movimiento de apreciación en el tipo de cambio.
“La economía costarricense es más abundante en dólares debido al modelo exportador. Tiene mucho sentido porque ha habido un cambio en el modelo, desde hace 40 años, de incrementar exportaciones con múltiples productos, a muchos mercados, y se manifiesta con una economía que atrae moneda extranjera”, argumentó Madrigal.
El funcionario se refirió al tema, este lunes, en una conferencia de prensa virtual que la entidad denominó El mercado cambiario y sus fuentes de información, en la cual describió los principales factores macroeconómicos que influyen en el precio de la divisa estadounidense.
En la actividad también abordó las nuevas disposiciones sobre entrega de información de compraventa de divisas, dictadas por el BCCR a las entidades financieras, que empiezan a regir el próximo 1. ° de abril.
A partir de esa fecha, los intermediarios cambiarios están obligados a entregar de forma diaria la identidad de todos los clientes, sean personas o empresas, que compren o vendan dólares en ventanilla, para que el Banco Central pueda determinar la actividad económica relacionada con cada operación.
La medida se ordenó porque actualmente hay una cuenta denominada “Otros” en la que los bancos, cooperativas, financieras y casas de cambio acumulan millones de dólares en operaciones de compra y venta de divisas de forma imprecisa.
Flujos de divisas
El presidente del BCCR dijo que Costa Rica está en medio de un cambio estructural, a raíz de la transformación productiva, en la cual el déficit de cuenta corriente muestra una tendencia a la reducción en los últimos 25 años, aunque puntualizó que aún es una hipótesis.
“¿Cuál es la implicación? De manera muy simple, cada vez se necesitan menos dólares para financiar el déficit en cuenta corriente de esta economía. Viendo en detalle el mercado cambiario, lo que se observa es que, de manera creciente, el mercado cuenta con un exceso de dólares”, manifestó Madrigal.
La cuenta corriente de la economía nacional es un conjunto de cuentas dentro de la balanza de pagos que recopila los flujos de bienes, servicios, rentas primarias y rentas secundarias entre residentes y no residentes, según el Manual de Balanza de Pagos y Posición de Inversión Internacional del Fondo Monetario Internacional, adoptado por el BCCR.
El saldo neto de dicho indicador muestra el comportamiento del ahorro y el gasto en la economía. Costa Rica históricamente ha reportado déficits de cuenta corriente como porcentaje del producto interno bruto (PIB), es decir, el país requería de recursos externos para financiar su gasto.
Tal relación pasó de representar 5% de la producción,a inicios de la década pasada, a preverse que el déficit será equivalente al 2% del PIB, en el 2024, según el ente emisor.
Alonso Alfaro, director de la División Económica del BCCR, recalcó que a los dólares generados por las empresas cuando exportan se une el flujo de recursos de inversión extranjera directa (IED), los recursos de las multinacionales para su operación (salarios, proveedores, cargas sociales) y las divisas del turismo.
Para Rodrigo Bolaños, expresidente del Banco Central, el país está en un proceso de intensificación de la tendencia que se traía desde hace varios años.
”Las exportaciones de bienes y servicios crecen. Servicios crece de manera muy relevante, tenemos un superávit enorme”, recalcó el economista.
Bolaños agregó que al “éxito” exportador se une el fenómeno del nearshoring con la relocalización de operaciones de empresas estadounidenses desde Asia a América, lo cual favorece la atracción de IED a Costa Rica.
Ahora, no todos los elementos que influyen en el tipo de cambio son de naturaleza estructural. Hay otros factores coyunturales.
El presidente del Banco Central mencionó, como uno de ellos, la demanda de divisas por parte de las operadoras de pensiones complementarias (OPC). De hecho, recordó que, a mediados del 2022, los fondos de pensiones ejercieron presión para la depreciación del colón respecto del dólar.
En el 2021 y 2022, las operadoras de pensiones iniciaron un rápido proceso de adquisición de dólares para invertirlos, en su mayoría, en el mercado internacional. Sumado a otros factores, esta demanda de divisas por parte de las OPC impulsó el tipo de cambio hasta un máximo de ¢696,44, a finales de junio del 2022.
Madrigal añadió, este lunes, que aún existen periodos estacionales en los cuales el precio de la divisa puede subir o bajar. Por ejemplo, la temporada alta de turismo —en la cual el país se encuentra actualmente—, que se considera un efecto coyuntural.
La conjunción de los factores coyunturales y estructurales en la economía provoca que, en la ventanilla de los intermediarios cambiarios, crezca el superávit diario promedio de divisas, desde el último trimestre del 2021.
Los datos del ente emisor muestran que, el año pasado, se produjeron excesos de entre $1.500 millones y $2.000 millones en periodos trimestrales.
En el primer trimestre de este año, según los datos acumulados hasta el 15 de febrero, el superávit en ventanilla de los bancos asciende a $900 millones.
Rodrigo Cubero, expresidente del BCCR, hizo la salvedad de que el mercado cambiario se ve influido por factores cíclicos, en especial, los vinculados con los precios de las materias primas.
“Entre los factores cíclicos están las tasas de interés. Ahí el Banco Central tiene cierto control, particularmente con su política monetaria”, comentó este exjerarca.
Por su parte, Hazel Valverde, gerente del BCCR, enfatizó que en el régimen de metas de inflación adoptado, el tipo de cambio tiene mayor flexibilidad. Su recomendación al sector empresarial es que incorpore esta realidad como parte de la gestión.
Con ella coincidió Rodrigo Bolaños. Él recordó que al Banco Central le tomó 35 años reducir las altas inflaciones, por lo cual no es recomendable favorecer las exigencias de algunos sectores.