Un trabajador que contaba en febrero del 2022 con un salario mensual de ¢451.000 para hacer frente a los gastos del hogar dispone, 12 meses después, de ¢27.000 menos para hacer frente a las mismas obligaciones. Es decir, tuvo una caída del 6% en el poder de compra de su remuneración, que ahora equivaldría a ¢424.000.
La remuneración real (una vez descontada la inflación) provocó, entre febrero del 2022 y febrero del 2023, una erosión en el poder de compra de las personas que dependen exclusivamente del sueldo para vivir.
Así se muestra en un análisis efectuado por el Banco Central de Costa Rica (BCCR) sobre las consecuencias del aumento de los precios y las debilidades del mercado laboral del país incorporado en el Informe de Política Monetaria (IPM), publicado el pasado 30 de abril.
“La principal causa (de la caída de los salarios reales) es que la alta inflación erosiona el poder adquisitivo (...) la causa subyacente es la inflación, por eso decimos que es un impuesto odioso que golpea a los grupos de ingresos bajos y fijos, como los asalariados y pensionados”, explicó Róger Madrigal, presidente del BCCR, el pasado 3 de abril.
Madrigal destacó que, aunque la inflación se redujo, durante el último año, el efecto adverso en los hogares se mantiene.
Adicionalmente, el jerarca del Banco agregó que los patronos no se han visto obligados a ajustar los sueldos para contratar a nuevos empleados, porque en el mercado laboral hay un exceso de personas en busca de trabajo.
El índice de precios al consumidor (IPC) registró una variación interanual del 2,44% en abril anterior. Sin embargo, durante todo el 2022 y todavía en el primer trimestre de este año se mantuvo por encima del rango meta del BCCR, que va del 2% al 4%. En su punto más alto, en agosto pasado, fue de 12,3%.
Para el economista Ennio Rodríguez, presidente del Colegio de Ciencias Económicas, subrayó que el ejercicio realizado por el Banco Central significa, en palabras sencillas, que el dinero no alcanza para comprar lo mismo que hace un año.
“Con los ingresos del salario que no han aumentado, las personas tienen que adquirir bienes que sí han aumentado de precio en el supermercado. Esto quiere decir que los hogares están sufriendo menor capacidad de compra, esto significa que la plata no alcanza, para ponerlo en sencillo”, afirmó Rodríguez.
El economista Daniel Ortíz destacó que el deterioro en los salarios al final refleja que las familias no pueden comprar los mismos productos adquiridos hace un año atrás. “Precisamente por esto es que el consumo se mantiene creciendo lento y la demanda interna estancada”, subrayó.
Para realizar el análisis del efecto inflacionario en las remuneraciones de los asalariados, el Banco Central calculó un salario promedio nacional, nominal y real, para lo cual tomó en cuenta todas las actividades económicas.
El sueldo nominal es sin tomar en cuenta el efecto de la inflación, y el real surge cuando a la variación del sueldo mensual se le resta el aumento de los precios.
El ente emisor hizo el análisis con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Además toma en cuenta solo los empleados asalariados, no incluye a trabajadores independientes, ni los ingresos que puedan tener las familias por otras actividades como alquileres o intereses por inversiones.
Privados y públicos
El análisis efectuado por el BCCR muestra una evolución negativa, en el último año, del salario real en el sector privado y público. Hasta febrero anterior, la variación en el primer grupo fue de -1,9% y entre los funcionarios estatales del -11,7%.
Los datos muestran que los sueldos de los empleados públicos registran una pérdida continua en el poder de compra desde febrero del 2020. Mientras que en las empresas privadas fue a partir de mayo del 2022.
Sin embargo, debe tomarse en cuenta que el salario promedio real en el sector público era, en febrero anterior, de ¢846.322, más del doble comparado con los ¢359.082 en el sector privado, según la información brindada por el Banco Central a La Nación.
El economista Ennio Rodríguez explicó que, debido a la contención del gasto dictada por la regla fiscal, los ajustes salariales en el Gobierno registran movimientos negativos tanto a nivel nominal como real.
“Las anualidades, el ajuste por costo de vida y otros mecanismos de ajuste el día de hoy no están funcionando, están congelados. Eso hace que el salario no crezca. Ahora, los datos del INEC también muestran que puede estarse dando un manejo más riguroso del presupuesto (de remuneraciones), pero no se ha dado una rebaja salarial”, subrayó el especialista.
La Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas estableció que cuando la deuda pública es superior al 60% del producto interno bruto (PIB) los salarios no recibirán ajustes superiores al costo de vida.
La deuda del Gobierno Central superó, en el 2020, dicho umbral cuando fue equivalente al 66% del PIB y activó el escenario más rígido de la regla fiscal para contener el gasto público.
Las proyecciones del Ministerio de Hacienda son que, hasta el 2026, el endeudamiento gubernamental llegue al 59,1% de la producción con lo cual las restricciones salariales continuarán por tres años más en las instituciones sometidas a la regla fiscal.
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¿Cuáles son las soluciones?
La situación a la pérdida actual de poder adquisitivo por vía del salario puede corregirse, según economistas consultados, por la reducción de la inflación, alzas salariales para compensar la pérdida de compra y mediante la reactivación del mercado laboral.
Para el economista Ronulfo Jiménez la disminución registrada en la inflación, durante los últimos meses, por sí sola no ayudará a la recuperación del sueldo promedio real de los trabajadores, a raíz del rezago acumulado por meses.
“El atraso en los salarios se corrige cuando la economía crece de manera más generalizada en todos los sectores y actividades que generan empleo, como agricultura o industria local; se tendrá una mayor demanda de trabajo e impulsará que los salarios nominales crezcan por encima de la inflación”, explicó Jiménez.
Sin embargo, destacó que en la coyuntura actual dicho fenómeno no ocurre porque hay una debilidad en el mercado laboral del país, en el cual el sector de zonas francas es muy dinámico, a diferencia del resto del sector empresarial.
El presidente del Banco Central comentó, durante la presentación del IPM, que otra manera de mejorar el ingreso de una familia puede ocurrir cuando otro miembro del hogar encuentra trabajo, e incorpora un sueldo adicional.
Sin embargo, destacó que la cantidad de personas fuera del mercado laboral aumenta, lo cual puede ser un efecto de personas desalentadas, es decir, quienes dejan de buscar empleo al no encontrar una opción laboral.