El Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Costa Rica y China se mantiene hoy, a escasos días para completar 10 años de vigencia, como la gran promesa incompleta para las exportaciones de bienes, los servicios y la atracción de inversiones al país.
Una década después, mediante la aplicación de ese pacto comercial con la segunda economía del mundo, las exportaciones presentan altibajos y lenta diversificación, las inversiones ofrecen tres proyectos fallidos o atrasados y el intento de estimular el turismo apenas da los primeros pasos.
Esas eran las tres áreas de gran proyección y esperanza que surgieron cuando se negoció ese TLC, el cual entró en vigencia el 1.° de agosto del 2011, en un momento cuando China tenía pocas relaciones económicas con países de la región: Costa Rica era prácticamente el único.
Frente al lento avance con Costa Rica, naciones como Panamá, El Salvador y República Dominicana están actualmente quizás más adelante en sus intercambios económicos con el gigante asiático.
El mercado chino, como potencial comprador de productos y emisor de turistas y de inversión, sigue como uno de los más dinámicos del mundo.
Por lo tanto, su crecimiento representa un gran potencial para Costa Rica, pero el país debe ahora replantearse la estrategia de las relaciones económicas, coinciden analistas y empresarios.
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Pese a tener claro todos los problemas, el exministro de Comercio Exterior (Comex) y exembajador en China, Marco Vinicio Ruiz, asegura que Costa Rica está todavía a tiempo.
Recordó, como gran ejemplo, que para poder conocer el mercado de Estados Unidos, los costarricenses tuvieron un trato preferencial de prácticamente 20 años con la Iniciativa para la Cuenca del Caribe (ICC).
La presidenta de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco), Laura Bonilla, señaló que pese a tener el 96% de las líneas arancelarias en libre comercio con China, falta mucho por abarcar.
Los resultados obtenidos son escasos, poco aprovechamiento comercial, continuas debilidades logísticas, poca atracción de inversión extranjera directa, agregó la representante de Cadexco.
Al igual que Ruiz, Bonilla pone las expectativas altas. La utilización del tratado, consideró, debe ser un eje dentro de la mesa de discusión de la próxima elección nacional y se necesitan propuestas técnicas y rápidas de implementar.
Las buenas expectativas son respaldadas por Carlos Montenegro, director ejecutivo de la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR), pero también advierte del poco aprovechamiento.
“El TLC con China ha sido un reto para Costa Rica, tanto así que una década después de su entrada en vigor, no ha sido posible sacarle el máximo provecho. Es evidente que persisten dificultades para acceder al mercado asiático como las barreras culturales y del idioma, dificultades logísticas y la tramitología para comercializar ciertos productos, principalmente alimentos”, enfatizó Montenegro.
Comercio, relativamente lo mejor
Al momento de negociar el TLC, las exportaciones a China estaban totalmente influidas por los microprocesadores de la compañía Intel.
Los circuitos integrados representaron 52% del valor de las ventas a China, en el 2010, y si se le suma las partes para computadora, la participación llegó al 81,6% en aquel año, cuando se negociaba el acuerdo.
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Por eso, la intención en la parte comercial era la diversificación de las ventas a un mercado que ofrecía muy alto potencial para productos agrícolas frescos (piña, banano, melones) y para el sector pecuario (carnes de res y cerdo, y leche).
Sin embargo, la apertura del gran mercado se atrasó por varios factores: China exige protocolos sanitarios para cada producto, cuya negociación se tarda hasta cinco años; el desconocimiento del mercado; la falta de volumen de producción; y el poco desarrollo de logística de exportación (buques, rutas y red de frío).
Así lo analizaron el exministro Ruiz y el exviceministro del Comex, Fernando Ocampo, quien fuera el jefe del equipo negociador de ese tratado.
Además, la salida de la parte de manufactura de Intel impactó las colocaciones, que pasaron de $288 millones, en el 2010, a apenas $81,15 millones en el 2015, el punto más bajo de ese indicador.
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El potencial del mercado se mantiene y así lo demuestra el sector de carne bovina. El protocolo sanitario para ese producto se aprobó en octubre del 2012 y a partir de ahí cada planta industrial debió pasar por su propio proceso de acreditación.
Ya en el 2015 se registraron exportaciones de este producto por $10 millones, pero el año pasado se alcanzaron $59,7 millones en ventas, para un crecimiento del 497% en cinco años.
Luis Diego Obando, director ejecutivo de la Corporación Ganadera (Corfoga), manifestó que para ese sector el TLC con China superó las expectativas. “Si bien en todo momento se ha tenido clara la dimensión del mercado, nunca se esperó que para el año 2021 China desplazara a Estados Unidos como comprador principal del producto cárnico nacional”, detalló.
El más reciente esfuerzo es el de los porcicultores, que mantienen procesos para acreditar más plantas industriales. Las primeras colocaciones se dieron en febrero del 2020 y se finalizó ese año con exportaciones registradas de $5,71 millones.
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La ausencia de servicios navieros directos, de condiciones de refrigeración adecuadas para los largos viajes y el poco conocimiento del mercado se mantienen como los retos para la exportación de productos desde Costa Rica a aquel mercado, coincidieron Ruiz, Ocampo, Bonilla y Montenegro.
El valor total de las exportaciones a China cerró en $267 millones, el año pasado, lo cual ratifica el crecimiento que traen desde el 2015.
Lío con inversiones
Según Ruiz, las expectativas para atraer inversiones desde China también fueron grandes. Sin embargo, las primeras acciones siempre debieron ser de gobierno a gobierno, es decir, obras públicas con acuerdos entre estados.
En ese contexto, recordó, se llegaron a acuerdos con la ampliación de la Ruta 32 (carretera a Limón) y con la construcción de una refinadora, esto último en convenio con la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope).
En este campo el tema es prácticamente un fracaso. Los trabajos en la ruta a Limón enfrentaron atrasos y problemas y para la inversión de la refinadora se rescindió el contrato.
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La otra gran área de inversión extranjera directa (IED) es la de empresas privadas. En este aspecto, se planteó y comenzó el desarrollo de la Zona Económica Especial (ZEE).
El 28 de abril del 2014, a pocos días de la salida del gobierno de Laura Chinchilla, se presentó un estudio del Banco de Desarrollo de China acerca de la ZEE en Costa Rica. Recomendó desarrollar una sede central, entre Puntarenas y Caldera, y zonas satélites de ésta en Limón, en San Carlos, en Turrialba y en Liberia.
Ese proyecto quedó ahí. Desde entonces no hubo avance. Ruiz dijo que el atraso en este plan le duele, pues la ZEE no solo atraería a compañías de China sino de otros países, pues se trata de grandes parques empresariales con todos los servicios, incluidos los financieros y educativos.
Los chinos son quienes más han desarrollado ese modelo en el mundo y Costa Rica pretendía aprovechar, por un lado, su experiencia y su apoyo financiero y, por otro, la intención de compañías de ese origen de invertir en Costa Rica.
Lagunas con el turismo
Las misiones de autoridades del gobierno de Costa Rica, posteriores a la entrada en vigencia del TLC, incluyeron, aparte del comercio de bienes y la ZEE, al sector de servicios, concretamente el turismo.
Este fue otro campo económico de importancia al fortalecer con el TLC las relaciones con el país asiático. No obstante, el incremento de visitantes de ese origen va lento, al pasar de apenas 4.525 llegadas internacionales, en el 2011, a 16.847, en el 2019. En el 2020, por el impacto de la pandemia, la llegada de turistas desde China se desplomó a 2.637.
Las dificultades de conexión aérea, la escasa promoción y el requisito de la visa frenan el crecimiento. Por esa razón, Costa Rica decidió eliminar el requisito de la visa para ciudadanos de Shanghái y Pekín, desde el 1.° de marzo de este año.
Además de que no hay recursos para la promoción del turismo hacia Costa Rica, los programas existentes se han dedicado a los mejores mercados actuales. Por ejemplo, las llegadas de estadounidenses en el 2019 fueron de 1.309.958, en comparación con los 16.847 de China.
Pero el potencial de ese mercado asiático está ahí. Es el país cuyos habitantes más invierten en viajes al exterior, según la Organización Mundial del Turismo (OMT), con $255.000 millones para el 2019, seguidos por los estadounidenses, con $152.000 millones para ese año.
El potencial chino en comercio, inversiones y servicios está ahí, pero Costa Rica debe definir una estrategia para explotarlo.