Claudio Brenes es un médico veterinario de 68 años. Él se jubiló en mayo del 2019, después de trabajar la mayor parte de su vida laboral en el Servicio Nacional de Salud Animal, del Ministerio de Agricultura y Ganadería.
Al momento de su jubilación, escogió la modalidad de renta permanente para su pensión del Régimen Obligatorio de Pensiones (ROP). En este plan de retiro, la persona recibe los rendimientos de las inversiones y deja el capital principal para su beneficiarios.
En diciembre del 2020, decidió cambiarse a la nueva modalidad temporal de retiro acelerado, en la cual su ahorro lo recibe en cuatro tractos del 25% de su saldo. Cada cuarta parte se entrega con una diferencia de nueve meses y, entre los periodos, se le da una cuantía mensual.
Don Claudio contó a La Nación que el 8 de diciembre del 2020 recibió el primer tracto; el segundo, el 2 de setiembre del 2021 y; el tercero, el 2 de junio de este año. El último desembolso está previsto para marzo del 2023. Sin embargo, este veterinario cree que su ahorro se habrá desvanecido para ese momento, pues las pérdidas de las inversiones del Régimen Obligatorio de Pensiones (ROP) le drenaron ¢1,3 millones hasta setiembre pasado.
Brenes pidió que la Supén tome alguna medida para minimizarle a las personas con la modalidad de renta acelerada el deterioro en su ahorro, tal como ya se hizo con otros planes de jubilación. Por ejemplo, en la renta permanente se modificó el cálculo de la pensión para atenuar la caída de las inversiones, apuntó.
”A mí me queda pendiente solo un desembolso, que es para marzo. Pero debería existir la posibilidad de recibir el dinero de manera adelantada porque para ese momento tendré mucho menos dinero por las pérdidas”, afirmó el jubilado.
Como don Claudio, en el país hay 50.000 jubilados del ROP que ven como sus ahorros, para su etapa de retiro, se reducen drásticamente en poco tiempo. La pérdida en los rendimientos de las inversiones del régimen obligatorio se generan por la subida en tasas de interés, como medida de los bancos centrales para frenar la inflación.
Hasta setiembre anterior, la rentabilidad fue de entre el -11,2% y el -18,1% en la variación anual real, dependiendo de la operadora, según los datos publicados por la Superintendencia de Pensiones (Supén).
La caída en los rendimientos hace que Maricela Artavia, de 60 años, también reciba con angustia el estado de cuenta mensual de su operadora de pensiones complementaria (OPC). Ella es ingeniera informática y trabajó en varias multinacionales, lo cual le permitió acumular un monto relevante de dinero entre las cotizaciones y las ganancias de las inversiones recibidas años atrás.
Su zozobra se fundamenta en que, entre agosto y setiembre anterior, el saldo de su pensión complementaria pasó de ¢66 millones a ¢53 millones. La baja se fundamentó, principalmente, por la caída en los rendimientos, y el pago mensual de su pensión.
Doña Maricela (nombre ficticio para proteger su información financiera) lee y sigue con atención las explicaciones de Rocío Aguilar, jerarca de la Supén, y de las OPC, sobre lo que ocurre con el ROP y la posibilidad de que, a futuro, vuelvan las ganancias de las inversiones.
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“Nadie me asegura que mi ahorro mejore en la misma proporción de la pérdida. La realidad es que tenemos menos dinero y ya no hacemos aportes”, enfatizó la ingeniera.
Al estar en la etapa de desacumulación de sus recursos, el saldo de su ROP crece únicamente por la vía de las inversiones. Ella ya no hace aportes mensuales, como ocurría cuando trabajaba, por lo cual la recuperación será más ardua.
La superintendente de Pensiones reconoció, este martes 8 de noviembre, en una reunión con periodistas, que normalmente los periodos de recuperación en los fondos no son a la misma velocidad que las caídas. Tardan más.
“No todos tienen el mismo periodo para recuperarse. Los afiliados jóvenes tendrán más tiempo. Los que ya peinamos canas, pues no, somos los que sufrimos los efectos dependiendo de la modalidad de retiro”, reconoció Aguilar.
La funcionaria espera que, los efectos más nocivos de la actual coyuntura económica hayan pasado.
¿Cuál elegir?
Francisco Montoya (nombre ficticio) está por cumplir los 62 años, es decir, ya está por jubilarse del régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) con lo cual podrá solicitar su pensión del ROP.
Sin embargo, aún no tiene claridad del plan de retiro que escogerá, pues todos dependen del saldo acumulado y, en pocos meses, se redujo en ¢3 millones. “Aún no sé cuál modalidad (de pensión) escoger y cuál me sirve más con lo que ocurre actualmente”, comentó este administrador de empresas.
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Montoya añadió que se debate entre el retiro permanente y la renta programa. En la primera es consciente de que la pensión le quedará congelada, con las reglas actuales, por un periodo de tres años, según la última modificación reglamentaria promovida por Supén.
Mientras que, en el retiro programado, se tomará en cuenta todo su ahorro acumulado, pero este ya se redujo. Su esperanza es que si las inversiones mejoran, pueda pedir una revalorización en un años, porque este plan mantuvo los ajustes en el monto de pensión cada 12 meses.
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FUENTE: Consultas La Nación. || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.