La Alianza Empresarial para el Desarrollo (AED) designó en marzo a Ramón Mendiola Sánchez como el presidente de esta organización con 28 años de funcionamiento. La Nación conversó con el nuevo jerarca sobre sus planes para el cargo y sus apreciaciones sobre las circunstancias económicas actuales, como el tipo de cambio.
Sobre el fortalecimiento del colón frente al dólar, estima que esta tendencia deja más ganadores que perdedores en Costa Rica.
Mendiola, de 61 años, se desempeñó por dos décadas, hasta 2023, como director general de la compañía Florida Ice & Farm Co. (Fifco), donde se jubiló. Ahora, decidió asumir esta nueva faceta en la AED. "Tengo una responsabilidad moral para retribuir a la sociedad", aseveró.
Sustituye en el cargo a Alexandra Kissling, quien estuvo al frente de la gremial durante tres años. A continuación, un extracto de la entrevista.
― ¿Cuáles van a ser las prioridades al frente de la AED y cuál será su sello?
― La razón que me movió a incorporarme, alineado con mi propósito de vida, es poder retribuir. Creo que tengo una responsabilidad moral para ponerme al servicio de todos los asociados que conforman el AED, que son más de 100 empresas. Esperamos que se sigan sumando muchas más. Queremos poner los aprendizajes que tuvimos, de la mano con la Junta Directiva.
― ¿Hay metas o parámetros a lograr?
― Queremos tener en cinco años a las empresas que generan el 50% del PIB de Costa Rica y de la empleabilidad formal, así como acompañar a las empresas en abrazar este modelo de sostenibilidad. Lo queremos es cocrear un modelo país mucho más próspero, inclusivo y en armonía con el medio ambiente.
― En un contexto donde hay elementos geopolíticos y de índole económico relevantes, ¿por qué la sostenibilidad es la prioridad?
― Lo que aspiramos desde la AED es que nosotros seamos como un articulador del empresariado, un catalizador para lograr la conciencia en todo el empresariado costarricense de que abrazar la sostenibilidad es lo correcto.
― ¿Cuál es la ganancia de una empresa para irse por la vía de la sostenibilidad?
― Que adquiramos la conciencia como líderes, primero, como empresarios, y que tengamos esa mentalidad expansiva. Lo que andamos buscando es que entendamos que no se trata de hacer todo el dinero; en el proceso afecto la parte ambiental o la parte social.
― ¿Bajo qué argumento lo deberían hacer las empresas?
― En el mundo en el que estamos viviendo, tenemos demasiados retos, demasiados desafíos sociales y ambientales, desde malnutrición, inequidad, pobreza, los temas de cambio climático y los gobiernos obviamente no tienen ni los recursos ni las capacidades a veces para resolver cada uno de ellos.
“El rol del sector privado debe ser colaborar con eso, más allá de generar empleos, más allá de pagar nuestros impuestos y más allá de pagar los dividendos a nuestros accionistas. Tenemos que tomar esa conciencia de que también generamos huellas sociales y ambientales y que tenemos también que ayudar a reducirlas y acompañar a los gobiernos de turno en eso. Por supuesto, el rol del sector privado es generar la mayor cantidad de empleos que podamos, pero tenemos que atender estos otros retos”.
― ¿Hay un plan para desarollar esta propuesta?
― Vamos a hacer una propuesta de una transferencia de conocimiento a través de plataformas tecnológicas de e-learning. Queremos desarrollar la forma en que una compañía puede abrazar el camino a la sostenibilidad. Estamos en el proceso de formar los módulos. Les vamos a ayudar a hacer a las compañías un diagnóstico de acuerdo con las mejores prácticas de sostenibilidad.
― Al menos en los últimos años, la AED ha sido una gremial muy silenciosa. ¿Por qué y qué se espera ahora?
― No somos consultores. Vamos a ser más bien un articulador y traer el conocimiento y aprender. A la vez, somos totalmente apolíticos. Nosotros vamos a trabajar silenciosamente.
― ¿Continúa el bajo perfil?
― Sí. Lo que sí queremos es impactar a las empresas. Y es una decisión soberana de cada empresa a qué ritmo se quieran mover o avanzar en esa ruta de la sostenibilidad; simplemente les estamos diciendo ‘aquí están las herramientas, esto es lo que puede funcionar, esto hicieron aquellas empresas’. En temas políticos, para eso van a estar las organizaciones que han existido por años: la Uccaep o las Cámaras de Comercio, Industria, de Construcción; ellos tienen sus funciones para tener una posición común ante el tema de políticas públicas.
― Cuál es su valoración sobre los efectos de la apreciación del tipo de cambio en el desempeño empresarial
― Es mi apreciación personal. Cuando esta última administración tomó la Presidencia, teníamos el tipo de cambio a niveles de ¢650, luego bajó como a ¢550 y nos hemos mantenido en ¢500. El señor presidente, siendo un economista, yo creo que esa parte la manejó y a la vez administró los riesgos, porque al final del día, a través del tipo cambio se logró traer la inflación para abajo.
“La mayoría de los costarricenses ganan en colones y y muchos, lamentablemente, tenemos muchas deudas. Entonces, cuando se te aprecia la moneda, en las economías personales de un momento a otro ves que el colón te vale mucho más al convertir el dinero en dólares; tenés un beneficio en las deudas, que mayoritariamente las tenemos en dólares y (para adquirir) artículos personales. Y eso es lo que ha visto una gran importante parte de la población.
― Pero un sector de empresarios reclama por los efectos adversos....
― Hay ganadores y hay perdedores en los que tenemos los exportadores y el turismo. ¿Qué nos ha pasado con el turismo? Se ha vuelto muy caro, sobre todo cuando venís desde afuera por esa presión de la moneda, pero el turismo, aunque se está desacelerando, el crecimiento sigue siendo muy robusto y te están pagando tarifas muy más altas. Ahí se está moviendo entre la oferta y la demanda.
“Si nosotros tuviéramos a Costa Rica, como lo tuvimos hace muchos años, con un modelo económico de maquilas, estaríamos en un gran problema. Pero en estos negocios que se han fomentando (dispositivos médicos, entre otros), hay un poco más de margen. Por supuesto, que se ven afectados los exportadores, pero tal vez no en las magnitudes que lo habíamos visto. Yo creo que hay que encontrar el sweet spot (punto óptimo), pero se ha manejado relativamente bien. Ha habido más ganadores que perdedores, creo yo”.
― A nivel global la administración Trump ha generado efectos convulsos en la economía global, principalmente por la imposición de aranceles, de los que no escapó Costa Rica. ¿Cuál es el efecto para nuestro país?
― Con todo lo que está pasando, hay que poner muchísima atención. En tiempos de gran incertidumbre como los que estamos viviendo hoy, creo que nosotros como seres humanos, como empresarios, tenemos que levantar el estándar hoy más que nunca y por eso te estoy hablando de sostenibilidad.
“Tenemos que buscar ese faro de luz en medio de la tempestad en la que estamos y apoyarnos los unos con los otros. No debemos rendirnos ante el coraje de nuestras convicciones de los valores y los principios. Tenemos que sanar las diferencias y no explotarlas y lo que no podamos controlar lo tenemos que dar en manos de Dios”.
― Estamos en etapa preelectoral. ¿Tiene la intención de hacer política?
― (Risas) No. Yo a título personal decidí junto con mi familia cuando me pensioné que no voy a volver a un puesto, como el que tuve por 20 años que lo disfruté y fue la mayor bendición que Dios me ha dado y la otra es que no me voy a meter en política. No me interesa para nada.