El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció este jueves que impondrá aranceles recíprocos a todo el mundo, incluido Costa Rica, a la que aplicará un mínimo del 10%.
En lo que llamó el “día de la liberación”, Trump informó que establecerá un arancel para todos los productos que ingresen a Estados Unidos. El mínimo es del 10%, pero añadió que impondrá tarifas diferenciadas para otros de sus socios comerciales, como China (34%), Japón(24%), India (26%) y la Unión Europea (20%).
El 10% también aplicará para los productos de Brasil, Colombia, Argentina, Chile, Perú, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Honduras y El Salvador que entren a suelo estadounidense.
En la región impondrá tarifas aduaneras diferenciadas, del 18%, a bienes de Nicaragua, gobernada por Daniel Ortega. La Casa Blanca anunció que los nuevos aranceles entrarán en vigor el 5 y 9 de abril
LEA MÁS: Exportadores de Costa Rica en alerta por el ‘día de la liberación’: los aranceles de Trump
Al anunciar la medida arancelaria, el mandatario la calificó como “nuestra declaración de independencia económica” y lo describió como uno de los momentos más importantes en la historia estadounidense.
“Firmaré una histórica orden ejecutiva que instaura aranceles recíprocos a países de todo el mundo. Recíproco significa: ellos nos lo hacen a nosotros y nosotros se lo hacemos a ellos”, declaró en la Casa Blanca.
El mandatario aseguró que la política arancelaria generará “trillones de dólares para bajar sus impuestos y pagar su deuda”. Además, acusó a otros países de utilizar “barreras no monetarias” contra Estados Unidos.
Los aranceles recíprocos anunciados por Trump son impuestos aplicados a los productos importados por un país en respuesta a aranceles similares establecidos por otra nación sobre los mismos bienes.
Es decir, si un país A impone un arancel a los productos de un país B, este último puede responder con aranceles equivalentes a los productos del país A.
Trump siente fascinación por el proteccionismo de finales del siglo XIX y principios del XX en los Estados Unidos. Además, ve los gravámenes casi como una varita mágica capaz de reindustrializar el país, requilibrar la balanza comercial y eliminar el déficit fiscal.