Bruselas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentó este miércoles su estrategia para dar preferencia al Made in Europe e impulsar la contratación pública de empresas europeas para hacer frente a China o Estados Unidos, que “se benefician de condiciones desiguales, subvenciones poco transparentes o políticas de apoyo que provocan un exceso de producción estructural”.
Este plan para impulsar la competitividad de la Unión Europea (UE) es la primera medida de calado del segundo mandato de la política alemana, una hoja de ruta que se basa en las recomendaciones del informe temático elaborado por el exprimer ministro italiano Mario Draghi, pero que carece de presupuesto para llevar a cabo medidas concretas, sino que esboza, en líneas generales, sus intenciones para la actual legislatura.
“El dinero no lo es todo”, afirmó la presidenta de la Comisión en rueda de prensa junto al vicepresidente de Estrategia Industrial, Stéphane Séjourné, antes de incidir en que a Europa no le falta capital, sino “un mercado de capitales eficiente que convierta el ahorro en inversión” para ayudar a “reactivar el motor de la innovación europea” y salvar las “debilidades” de la UE frente a sus rivales.
Uno de los objetivos de lo que Von der Leyen bautizado como Brújula para la Competitividad es el de presentar una revisión de la actual directiva de contratación pública a lo largo de 2026 que favorezca a las empresas europeas en sectores que la UE considera críticos, tales como la Inteligencia Artificial, los materiales críticos y avanzados, las tecnologías limpias o la robótica, entre otros.
Esta revisión pretende reforzar la seguridad tecnológica y las cadenas de suministro nacionales, así como simplificar y modernizar las normas y recompensar a las empresas pioneras en innovación y en las tecnologías necesarias para las transiciones verde y digital.
La intervención política de esta estrategia industrial se basará en la evaluación de las necesidades y las perspectivas del mercado y se centrará en tecnologías “clave” para la descarbonización de la economía como el sector emergente de los electrolizadores, necesarios para la producción de hidrógeno, o en tecnologías en las que la producción nacional actual de la UE “corre el riesgo de verse sometida a la presión de competidores internacionales”.
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Además, para fomentar la demanda de los productos bajos en carbono Made in Europe, la Comisión quiere desplegar incentivos financieros y fomentar la agregación de la demanda como ya se ha hecho con las subastas de gas e hidrógeno.
Con este mismo objetivo, el Ejecutivo comunitario prevé presentar en los próximos meses el Pacto para una Industria Limpia, un Plan de Acción para una Energía Asequible, la Ley de Aceleración de la Descarbonización Industrial o planes de acción a medida para los sectores siderúrgico, metalúrgico y químico.
La hoja de ruta destaca también que Europa debe mantener una posición de liderazgo en materia de tecnologías cuánticas, que pueden revolucionar los sistemas de encriptación digital que sustentan la seguridad y la defensa de Europa y que la Comisión quiere blindar con una Ley Cuántica que abordará la fragmentación normativa y apoyará la inversión en computación, comunicación y tecnologías cuánticas.
Simplificar trámites
La nueva Comisión también quiere llevar a cabo un esfuerzo de simplificación administrativa “sin precedentes” que arrancará con una primera propuesta ‘ómnibus’ en febrero para recortar trámites en los ámbitos de la información financiera sostenible, la diligencia debida en materia de sostenibilidad y la taxonomía y al que seguirán “otros para distintos sectores”, dijo Von der Leyen.
Para adaptar la simplificación normativa al tamaño de las empresas, también se planteará la creación de una nueva categoría a caballo entre las pyme y las grandes compañías de la que Bruselas calcula que se beneficiarán hasta 31.000 empresas europeas.