
Muchas personas lo recuerdan cuando, en el 2001, obtuvo la nota perfecta en el examen de admisión de la Universidad de Costa Rica.
Quienes siguieron la noticia quizás tengan grabada la escena el día que se anunciaron los mejores promedios, en uno de los auditorios de esa casa de enseñanza. Su padre, el exministro de Gobernación y Policía, Álvaro Ramos (1986-87), bajó de prisa las gradas del recinto y con gran emoción dio un fuerte abrazo a su hijo, gesto que sacó las lágrimas a más de uno.
No era para menos. Años antes sus padres habían pasado angustias buscando una escuela para él, pues en su tiempo eran pocas las opciones para niños sordos.
Álvaro Ramos Chaves tiene ahora 28 años y es desde la semana pasada el nuevo viceministro de Hacienda, encargado de toda la recaudación de impuestos del país.
La sordera se le detectó al año y medio de nacido y desde ahí estuvo cinco años en el Centro Nacional de Educación Especial Fernando Centeno Guell, en terapia del lenguaje, según contó él mismo, en entrevista con La Nación .
El kínder, la preparatoria y el primer grado los cursó en la Escuela Laboratorio de la Universidad de Costa Rica y, después de algunas angustias, ingresó a segundo grado a la Escuela Los Ángeles donde hizo su primaria y secundaria.
Tras concluir su carrera de Economía en la Universidad de Costa Rica pasó a la Universidad de California, en Berkeley, donde obtuvo un doctorado. Además, estudió Informática Administrativa en la Universidad Estatal a Distancia.
Ahora, como figura pública, Ramos entra en el bullicioso ámbito de la política y comienza a enfrentar preguntas sobre su puesto y su vida. Algunas de ellas las contestó el jueves pasado, en su oficina, con gran fluidez en su habla y mucha atención a cada consulta.
¿Por qué una persona con una carrera tan brillante como estudiante viene a un ministerio que, como decimos los ticos, es un “hueso difícil”?
Aquí influye mucho que en mi familia siempre se ha valorado muchísimo el servicio público; para mí es un honor servir al país, mi madre (Berta Chaves) ha trabajado más de 20 años en la Contraloría General de la República; mi padre también hizo, en su momento, un aporte y ha seguido haciéndolo en temas de seguridad y policía.
¿Tiene aspiraciones políticas?
Si puedo servir al país, lo haré, pero honestamente jamás me imaginé que iba a estar aquí a esta edad; realmente no es algo que me carcome, o que yo diga quiero seguir. Si hasta aquí es donde llego estaré más que contento de haber servido en esto y regresaré a la academia o donde me toque estar.
¿Cuál quiere usted que sea su aporte?
Tengo muchísimas carencias, pero una virtud mía es que siempre he sido muy analítico, y me gusta dar un enfoque más holístico, más analítico, más técnico a muchas preguntas. A veces, muchas preguntas tienen mucha carga emocional, mucha carga política, tal vez es importante dar un paso atrás y decir: ¿por qué estamos haciendo esta pregunta? O ¿cuál es la pregunta correcta?
Por lo que ha sucedido en el pasado, tengo que preguntarle, ¿cómo están sus propios pagos de impuestos?
Yo regresé al país en diciembre del 2010, y desde entonces solo he hecho un par de consultorías relacionadas con el ambiente académico y he dado clases y estoy al día.
”De hecho, fue una experiencia para mí muy interesante porque yo no tengo contador y viera cómo me costó averiguar cuánto exactamente tenía que pagar y me dije: esto me está costando, ¿cómo les estará costando a las personas en la calle? Pero sí, estoy al día con todo”.
¿Cuando a usted lo nombran, dice que quiere trabajar en tres campos: mejorar la recaudación, controlar la evasión y facilitar el cumplimiento de las obligaciones tributarias. ¿Qué planes tiene?
Una de las labores de Hacienda es no solo hacerle la vida difícil al que evade, sino también fácil al que quiere pagar, por ahí va la idea de facilitar el cumplimiento de las obligaciones tributarias.
”A veces, incluso para el que tiene buenas intenciones y tiene toda la voluntad de pagar es complicado o tal vez falta información; a mí me gustaría trabajar bastante en ese campo; creo que eso se empata un poco con el tema de aumentar la recaudación y controlar la evasión.
”Ahí mucho es tecnología, me parece que es una herramienta muy útil, no es el fin en sí misma, si se usa bien, si se implementan los procedimientos bien para poder ayudar a detectar, mediante controles cruzados (a evasores). Básicamente, es conocer al contribuyente, un poco como los bancos que hablan de ‘conozca a su cliente’; nosotros tenemos que tener lo mismo ‘conozca al contribuyente’.