
México. AFP. Un total de 16 sicarios y dos militares murieron durante un enfrentamiento que se prolongó hasta la madrugada de ayer en el balneario mexicano de Acapulco (oeste), informó la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena).
En el enfrentamiento, que se extendió por varias horas, “se detuvieron a 5 personas y perdieron la vida 16 agresores”, mientras que también fallecieron “un capitán y un soldado” del Ejército, señaló la Sedena en un texto.
Además resultaron heridos “un oficial y ocho elementos de tropa”, indicó el parte.
El episodio se produjo cerca de una zona turística de Acapulco, sobre las costas del Pacífico, uno de los principales destinos de viajeros locales e internacionales de México.
El Ejército detalló que tras la balacera, las fuerzas de seguridad incautaron a ese grupo de la delincuencia organizada “36 armas largas, 13 cortas, 2 lanzagranadas, 13 granadas de fragmentación, 3.525 cartuchos de varios calibres, 180 cargadores y 8 autos”.
El grupo de sicarios presuntamente forma parte del cártel de los hermanos Beltrán Leyva, uno de los más poderosos de México.
El enfrentamiento se produjo en el fraccionamiento Las Playas de Acapulco adonde llegaron los militares luego de recibir una denuncia anónima, según la información oficial.
El choque entre los militares mexicanos y los presuntos narcotraficantes se prolongó por alrededor de casi cinco horas y en todo momento se escucharon ráfagas de armas de varios calibres y explosiones de granadas.
Recién a las 4:00 a. m. locales los reporteros pudieron acercarse a una distancia de unos 50 metros mientras policías federales y locales realizaban una inspección en completa oscuridad.
A esa hora, los militares mexicanos declararon “controlado” el enfrentamiento con los supuestos sicarios del cartel de los hermanos Beltrán Leyva.
Cuatro de sus jefes figuran en un listado de los jefes del narcotráfico mexicano más buscados del país por los que el gobierno federal ofrece una recompensa de 30 millones de pesos (unos $2,3 millones).
Más de 36.000 militares han sido desplegados en las zonas más violentas de México, incluido Acapulco, para contener a los grupos narcotraficantes, a los que se atribuyen la mayoría de los más de 7.700 asesinatos sucedidos desde el 2008.
Los carteles libran una guerra por el control del mercado local y el trasiego de drogas hacia los Estados Unidos.