Un mejor futuro para 250 millones de niños que sufren de deficiencia de vitamina A y 1.400 millones de mujeres con anemia causada por la carencia de hierro en todo el mundo, se vislumbra en el horizonte en forma de una ración de arroz.
En un reciente número, la revista Nature Biotechnology señala en su página editorial que el científico Ingo Potrykus y sus colegas en el Instituto Federal Suizo de Tecnología y la Universidad de Freiberg, en Alemania, desarrollaron mediante ingeniería genética dos líneas nuevas de arroz con el potencial de combatir algunos desórdenes de la nutrición que afectan a miles de millones de personas en el planeta.
Según la publicación, las nuevas variedades del cereal creadas por Potrykus y su grupo permitirán combatir las deficiencias de vitamina A y hierro y se encuentran ya libremente disponibles para los centros de investigación. El trabajo fue financiado por la Fundación Rockefeller y la Unión Europea.
En vista de que los granos básicos son de amplio consumo y distribución, tiene una gran repercusión el que tales alimentos puedan ser manipulados mediante ingeniería genética con el fin de proveer nutrientes a aquellos que los necesiten. El fin último es crear productos básicos con doble suplemento nutritivo.
El endosperma (la parte comestible) del arroz carece de varios micronutrientes vitales. En países donde este grano es prácticamente el único alimento, eso provoca trastornos nutricionales devastadores.
Nature Biotechnology recurre a las cifras de la Organización Mundial de la Salud para enfatizar que cerca de 250 millones de niños alrededor del mundo sufren de deficiencia de vitamina A. Como consecuencia, muchos de ellos serán presa de enfermedades por la debilidad de su sistema inmunológico y casi medio millón quedarán ciegos por degeneración de la retina.
La Unicef estima que aproximadamente 2.000 millones de seres humanos padecen de anemia y que casi el doble de esa cantidad --3.700 millones-- muestran carencias de hierro. De este grupo, la mayoría son mujeres.
Según explica la revista, una de las líneas del arroz fue transformada para hacer que los granos produzcan betacaroteno, el cual es convertido en vitamina A en el cuerpo. Los investigadores lo lograron expresando genes codificantes de enzimas que sintetizan betacaroteno.
Dos de esos genes los obtuvieron de la planta del narciso, y otro proviene de la bacteria Erwinia. Los granos de las plantas transgénicas son de color dorado debido a la cantidad de betacaroteno, que permite cubrir los requerimientos diarios de vitamina A con una sola porción.
En el caso del hierro, los científicos incrementaron genéticamente su acumulación en el grano mediante la introducción de una proteína del frijol común llamada ferritina, la cual permite la fijación de aquel compuesto.
Nature Biotechnology revela, además, que el Instituto Internacional de Investigación en Arroz, con sede en Manila, Filipinas, cruzará el material transgénico obtenido por el grupo de Potrykus con líneas de arroz ya existentes, con el objeto de crear variedades comerciales que estarán disponibles para los agricultores en un plazo de tres a cinco años.