Bogotá. AFP. La colombiana Griselda Blanco, conocida en los años 1970 como “la reina de la cocaína”, quien precedió al temido capo Pablo Escobar en el envío de esta droga a los Estados Unidos, fue asesinada a balazos por sicarios en Medellín (noroeste), dijeron hoy las autoridades.
El crimen ocurrió en la tarde del lunes cuando la mujer, de 69 años, salía de una carnicería en el barrio Belén, en la ciudad de Medellín (400 km al noroeste de Medellín). Los sicarios que se movilizaban en una motocicleta le propinaron dos disparos en la cabeza.
De acuerdo con el informe de las autoridades, Blanco había regresado a Colombia en 2004 luego de purgar en Estados Unidos parte de una condena de 60 años de cárcel a la que fue sentenciada en 1985.
Fabio Castillo, periodista colombiano autor del libro Los jinetes de la cocaína , que narra la historia del narcotráfico en este país, señala que Blanco trabajó inicialmente para el primer cártel de cocaína que existió en la ciudad de Medellín, cuyo jefe fue Alfredo Gómez, alias El Padrino .
De acuerdo con Castillo, Blanco “tenía en realidad como función crear los mecanismos para lavar los dólares obtenidos en el tráfico de narcóticos en la red de Gómez”, cuya organización comenzó a desmoronarse en 1976 con la captura y enjuiciamiento en Nueva York de sus principales contactos.
Pero con su experiencia, la mujer, a quien también se la conoce como La Madrina , organizó una poderosa red de narcotráfico en la que empleaba especialmente mulas o correos humanos femeninos para transportar la droga.
Según estimativos de las autoridades, la organización de Blanco llegó a enviar a Estados Unidos 1.500 kilos de cocaína al mes. Esta mujer fue la primera en utilizar la ruta de Colombia al estado de Florida, en Estados Unidos, que luego heredó Escobar, considerado el mayor traficante de drogas colombiano.
Las autoridades colombianas no tienen informes de que la mujer hubiera vuelto a delinquir desde que regresó a Colombia y se instaló en Medellín, donde mantenía un bajo perfil.
Aunque es muy poca la documentación oficial que existe sobre ella, algunos escritos sobre el tema coinciden en que Blanco se caracterizó desde muy pequeña por una personalidad violenta, hasta el punto de que fue capaz de secuestrar, cuando tenía 11 años y en compañía de un grupo de niños pordioseros, a un menor de 10 años, miembro de una familia adinerada, y asesinarlo de un disparo.
También se le achaca el asesinato de dos de sus tres esposos, el segundo de ellos, Alberto Bravo, en un tiroteo a plena luz del día en un aparcamiento de una discoteca en Bogotá, en 1975, a donde Blanco lo citó poco después de aterrizar en su jet privado procedente de Estados Unidos.
La personalidad de Blanco se puede conocer a través de una de sus principales obsesiones, la película El Padrino, que la llevó a bautizar a uno de sus hijos como Michael Corleone Sepúlveda.
En su prontuario delictivo las autoridades colombianas le atribuyen la responsabilidad de unos 250 homicidios, entre ellos los de sus dos maridos.
Blanco también se caracterizó por sus extravagantes lujos, entre ellos el gusto por los diamantes, varios de los cuales, se decía, habían pertenecido a la primera dama argentina Eva Perón. Incluso a menudo utilizaba un anillo que había sido de su propiedad.