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Brasilia. AP. En un debate inédito en la televisión, los candidatos a la presidencia de Brasil, el actual mandatario Luiz Inácio Lula da Silva y su adversario, el socialdemócrata Geraldo Alckmin, con inesperada agresividad intercambiaron acusaciones por casi tres horas en un intento de atraer indecisos.
Algunos analistas expresaron sus dudas sobre el contenido del debate, con pocas propuestas sobre problemas como la criminalidad, las altas tasas de interés y el enorme pasivo del estado con el sistema de previsión social, entre otros.
El debate del domingo, organizado por la cadena de televisión Band en sus estudios de la ciudad de Sao Paulo, fue el primero en más de dos décadas de sistema democrático en que un presidente candidato a la reelección se mide cara a cara con su adversario.
Ante la expectativa, Lula y Alckmin no desilusionaron a la platea, atacándose sin piedad por el tema más candente: los casos de corrupción que han estremecido al actual gobierno y los escándalos de la pasada administración socialdemócrata, que Lula recordó.
El paso de Alckmin a una segunda vuelta fue una sorpresa porque todas las encuestas daban a Lula el triunfo en una primera vuelta, el 1.° de octubre.
“¡Cuánta mentira, cómo cambió Lula!”, dijo Alckmin en uno de sus comentarios, que de vez en cuando salpicaba elevando la voz con frases como “Ese Lula arrogante” o “¿Cuál autoridad moral de Lula?”. Lejos de su tradicional estilo de suaves maneras, el candidato sorprendió a su adversario con ataques directos.
Visiblemente molesto al principio, con el paso de los minutos Lula asumió su habitual tono casual e irónico. “No se ponga nervioso... yo ya fui candidato tres veces y entiendo la necesidad de criticar al gobierno”, dijo Lula, y luego le recomendó a Alckmin no ser agresivo.
“Ese estilo no va a convencer a nadie”, le dijo Lula a Alckmin.
