Sidney. Los australianos eligieron ayer en un referendo mantener a la reina británica Isabel II como jefa de estado y rechazaron convertirse en una república, aunque la mayoría considera a la monarquía como símbolo irrelevante.
"Hoy es un día muy, muy especial en la historia de nuestra gran nación, Australia", aseguró Kerry Jones, un partidario de la Reina, en medio de la algarabía de sus seguidores que celebraban la victoria.
"El pueblo australiano expresó sus deseos y dijo "No va a dejar a la reina", agregó.
Este apoyo fue recibido con satisfacción por la monarca, Isabel II, quien reiteró su respaldo con el pueblo australiano.
"Mi familia y yo misma, por supuesto, mantenemos nuestro más profundo afecto hacia Australia y hacia los australianos, procedan de donde procedan", comentó la soberana.
En una inusual alianza, los monarquistas y los republicanos radicales -- que dijeron que el plan era demasiado débil -- se combinaron para aplastar la propuesta de convertir a Australia en una república y reemplazar a la reina con un presidente elegido por el Parlamento.
El resultado parecía destinado a inflamar aún más el sentimiento republicano en vez de terminar con las exhortaciones para que Australia, que logró su independencia en 1901, dejara atrás a la familia real británica.
"Nada acabará nunca con el movimiento republicano", afirmó desafiante el líder opositor federal, Kim Beazely. "Nada lo matará hasta que triunfe".
Al haber sido contado un 73 por ciento de los votos, de los 12,3 millones de sufragios emitidos, según las proyecciones oficiales, los opositores de la propuesta republicana lograron el 54,5 por ciento, y sus simpatizantes el 45,5 por ciento, informó la Comisión Electoral Australiana, que organizó la votación. El referendo también se encaminaba a la derrota en por lo menos cuatro estados, suficiente para eliminar la propuesta.
La mayoría de votantes en la mayor parte de los seis estados de Australia tiene que aprobar el cambio. Pero los estados de Queensland, New South Wales, Tasmania y South Australia estaban sólidamente contra la propuesta.
La iniciativa para la elaboración de una Constitución también se encaminaba a la derrota, al obtener sólo el 41 por ciento de los votos.