A dos días de la cumbre de Camp David, el primer ministro de Israel, Ehud Barak, sufrió un duro revés ayer con el abandono de la coalición de gobierno del partido ultraortodoxo Shass y otros dos partidos de derecha, lo que le significa la pérdida de la mayoría absoluta en la Knesset (Parlamento).
La ruptura tendrá también su correlato en el gabinete, donde seis ministros del Shass dimitirán, acentuando la debilidad con que Barak arribará hoy a la capital norteamericana para participar de la reunión con la que el presidente Bill Clinton intentará rescatar el proceso de paz en Oriente Medio.
Por su parte, el líder de la Autoridad Palestina, Yaser Arafat, tampoco llegará a la residencia presidencial de Camp David en su mejor momento. El Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP), rechazó formar parte de la delegación, según el nuevo líder de la agrupación, Abú Alí Mustafá.
El FPLP es una de las tres principales fuerzas que componen la Organización de Liberación de Palestina (OLP).
"Rechazamos participar en la cumbre porque los cinco 'noes' de Ehud Barak constituyen el punto de partida de las discusiones, lo cual le va a permitir una vez más utilizar estratagemas para ganar tiempo", afirmó Mustafá durante una conferencia de prensa en Ramalá (Cisjordania).
Barak desafiante
A pesar de la derrota política, Barak aseguró que ello no le impedirá participar en la crucial cumbre de Camp David (Estados Unidos) con el líder palestino Yasser Arafat.
Abandonado por los partidos y confrontado hoy a tres mociones de censura que podrían suponer la caída de su gobierno, Barak también llamó a su pueblo a apoyarle más allá del juego parlamentario en su búsqueda de una paz negociada con los palestinos.
"Mañana (hoy) partiré hacia Camp David con un sentimiento profundo de responsabilidad", declaró en una intervención retransmitida por radio y televisión.
Aseguró que incluso si está a la cabeza de un gobierno minoritario, tiene un mandato para negociar un acuerdo de paz con Arafat.