Ratisbona, Alemania. AFP. El fanatismo religioso destruye la imagen de Dios, advirtió ayer el papa Benedicto XVI, durante una misa multitudinaria al aire libre en Ratisbona, en el sur de Alemania.
En el oficio, el Pontífice también advirtió, en alusión al evolucionismo, que la ciencia por sí sola no explica el origen del mundo.
El Prelado instó a los fieles reunidos en la explanada de Islinger Feld, en las afueras de Ratisbona, a definir sin ambigüedades sus creencias y resumió en una frase quién es el Dios de los católicos.
“Pues bien, creemos en este Dios que es el espíritu creador, la razón creadora de donde todo procede y de donde también venimos nosotros”, explicó el máximo jefe de la Iglesia Católica a unos 250.000 peregrinos que lo habían recibido con vítores y banderines blancos y amarillos, los colores del Vaticano.
Corrosión. El Papa alemán hizo hincapié en la existencia de enfermedades mortales que corroen la fe y un fanatismo que de alguna manera atenta contra Dios.
“Hoy en día, en que hay patologías y enfermedades mortales de la religión y de la razón, destrucciones de la imagen de Dios a causa del odio y del fanatismo, es importante decir con claridad en qué Dios creemos”, afirmó durante la homilía concelebrada en un altar, en la proximidad de una inmensa cruz.
Esta es, según dijo, la única forma de vencer el ateísmo de las sociedades modernas, originado y alimentado por el miedo a Dios.
Benedicto XVI abordó también un asunto que siempre ha suscitado polémica, incluso entre los teólogos cristianos, y que en una época opuso la Iglesia a los círculos científicos: el evolucionismo frente al creacionismo.
“¿Qué existe en el origen? ¿La razón creadora, el espíritu que obra en todo y suscita el desarrollo, o la irracionalidad que, despojada de toda razón, produce extrañamente un universo ordenado de manera matemática, así como el hombre y su razón?, preguntó el Papa durante la misa.
De nada vale, afirmó el Papa, tratar de explicar el origen del mundo con unos cálculos que nunca aciertan.
Aunque una parte de la ciencia se dedicó a buscar una explicación al mundo en la que “Dios sería superfluo”, nunca lo ha logrado porque “sin Dios, los cálculos sobre el hombre no encajan y los cálculos sobre el mundo, sobre todo el vasto universo, no encajan sin él”, advirtió Benedicto XVI.