Jerusalén. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dialogó este miércoles con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la “amenaza iraní” y celebró la victoria del republicano como “un potente y renovado compromiso en la gran alianza” entre ambos países.
Analistas señalan que Netanyahu, junto a la opinión pública israelí, prefería una victoria de Trump para contar con mayor margen en sus enfrentamientos contra el movimiento palestino Hamás en Gaza y su aliado libanés Hezbolá.
En el segundo frente, el líder del movimiento chiita proiraní, Naim Qasem, reiteró este miércoles su intención de continuar la lucha contra Israel y aseguró contar con miles de combatientes “entrenados” para enfrentar al país.
LEA MÁS: Líderes mundiales felicitan a Donald Trump por victoria electoral en Estados Unidos
La conversación entre Trump y Netanyahu fue “amistosa y cordial”, según la oficina del primer ministro israelí. En ella, “coincidieron en cooperar por la seguridad de Israel” y “discutieron la amenaza de Irán”, que respalda a Hamás y a Hezbolá.
El dirigente conservador israelí había celebrado antes el “retorno histórico a la Casa Blanca” de Trump, quien en su primer mandato multiplicó gestos a favor del Estado hebreo, como trasladar la embajada estadounidense a Jerusalén.
“Juntos reforzaremos la alianza estadounidense-israelí, recuperaremos a los rehenes” retenidos en Gaza tras el ataque de Hamás en octubre de 2023 que detonó la guerra, y “nos mantendremos firmes para vencer al eje del mal dirigido por Irán”, afirmó el nuevo ministro de Defensa israelí, Israel Katz.
Israel y Hezbolá continúan intercambios
En el terreno bélico, Israel respondió al discurso de Qasem con bombardeos en el sur de Beirut, bastión de Hezbolá donde mató a su líder anterior, Hasán Nasralá, a finales de setiembre.
Tras casi un año de hostilidades con Hezbolá a lo largo de la frontera, Israel inició el 23 de setiembre una campaña de bombardeos en Líbano y, una semana después, lanzó una ofensiva terrestre en el sur del país.
Estas acciones redujeron la capacidad operativa de Hezbolá, pero Qasem advirtió que aún cuentan con “decenas de miles de combatientes de la resistencia entrenados para enfrentar y resistir” a Israel.
Israel “gritará bajo los misiles y drones. Ningún lugar de la entidad israelí es inaccesible”, amenazó.
Durante la jornada, el ejército israelí contabilizó 120 proyectiles lanzados desde Líbano. Hezbolá, por su parte, reivindicó el lanzamiento de misiles contra una base militar cerca del aeropuerto Ben Gurion, al sur de Tel Aviv.
La aviación israelí centró este miércoles sus ataques en el noreste y sur de Líbano, bastiones de Hezbolá, así como en la periferia sur de Beirut, donde también lanzó bombardeos en las primeras horas del jueves.
En el valle de Becá y su capital Baalbek, al este de Líbano, el Ministerio de Salud libanés reportó 40 muertos y 53 heridos a causa de estos bombardeos.
El ministro de Salud, Firass Abiad, declaró a esta agencia que las operaciones israelíes desde el 23 de setiembre causaron la muerte de más de 2.600 personas en Líbano, “en su mayoría civiles”.
Israel justificó su ofensiva en Líbano para permitir el retorno de 60.000 habitantes del norte del país, desplazados por los proyectiles de Hezbolá, que afirma actuar en solidaridad con Hamás.
En Gaza, Israel continuó sus operaciones contra el movimiento palestino, especialmente en el norte, donde despliega una ofensiva que ha cobrado numerosas vidas.
El Estado hebreo prometió eliminar a Hamás tras el ataque del 7 de octubre, que causó la muerte de 1.206 personas, en su mayoría civiles, según datos oficiales recopilados por esta agencia que incluyen a rehenes fallecidos en cautiverio.
De las 251 personas secuestradas por comandos de Hamás, 97 permanecen en Gaza, aunque el ejército israelí ha declarado fallecidas a 34 de ellas.
La ofensiva israelí en Gaza dejó 43.391 muertos, en su mayoría civiles, de acuerdo con cifras del Ministerio de Salud de Hamás, consideradas fiables por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).