Ciudad de Guatemala. Bernardo Arévalo fue elegido como el próximo presidente que liderará Guatemala. Sin embargo, desde el inicio de su campaña, se vio afectado por diversos factores que él calificó como persecución política.
Su partido, el Movimiento Semilla, fue inhabilitado en varias ocasiones. Una de sus dirigentes fue detenida, su elección fue cuestionada e incluso recibió amenazas de muerte. Estas son algunas de las acciones que afectaron a Arévalo meses antes de asumir el poder.
Acciones previas al balotaje
En la primera ronda de votaciones, celebrada el 25 de junio, los 17 millones de guatemaltecos debían elegir a su futuro mandatario. Arévalo no era favorito en las encuestas, pero logró llegar al balotaje junto a Sandra Torres.
Los resultados fueron: Torres (15,86%) y Bernardo Arévalo (11,77%) como los más votados entre los 22 aspirantes. Sin embargo, en lugar de calmar las aguas, esto provocó que los partidos perdedores exigieran una revisión de los resultados.
Finalmente, ambos candidatos fueron los que disputarían la segunda ronda, a pesar de las dificultades para oficializarlo, marcando el inicio de un periplo complicado para el partido Semilla de Bernardo Arévalo.
El 12 de julio, el Partido Movimiento Semilla fue inhabilitado por primera vez. El juzgado Séptimo de la instancia penal ordenó la suspensión de la personería jurídica del partido político Movimiento Semilla. Rafael Curruchiche, jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI), que solicitó la inhabilitación, justificó la medida alegando supuestas irregularidades en la recolección de firmas para su legalización.
En medio de este proceso, la legalización de los candidatos avanzaba, pero al día siguiente, una resolución de la Corte de Constitucionalidad (CC) otorgó un amparo provisional a Arévalo, revirtiendo así la medida adoptada por el juez Fredy Orellana que ponía en peligro la participación del candidato de Semilla en el balotaje.
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Según la ley guatemalteca, “no podrá suspenderse un partido después de la convocatoria a una elección y hasta que ésta se haya celebrado”. En medio de esta situación, el candidato de Semilla anunció una demanda contra Curruchiche por generar incertidumbre en la población.
Estas acciones desataron manifestaciones en Guatemala y críticas de Estados Unidos, la cúpula empresarial guatemalteca, la Iglesia Católica, la Unión Europea, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y Chile.
A pesar de la crisis, los partidos continuaron con la campaña electoral hasta que el 19 de julio, Arévalo denunció nuevamente persecución política tras una orden de captura contra una dirigente llamada Cinthya Rojas, ordenada por el mismo juez que había inhabilitado a su partido.
Arévalo afirmó en una rueda de prensa: “Seremos firmes en decir que ella (Cinthya Rojas) no es responsable de lo que se le acusa y que hoy es tristemente la primera víctima clara de persecución política” a Semilla.
Allanamientos
El 20 de julio, la Fiscalía de Guatemala realizó un sorpresivo allanamiento en las oficinas del Tribunal Supremo Electoral (TSE) para llevarse documentos, en otra polémica acción a un mes del balotaje presidencial.
La Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) indicó en un comunicado que el registro en la Dirección de Recursos Humanos del TSE fue ordenado “para secuestrar documentación”.
Además, afirmó que el juez Fredy Orellana giró una orden de aprehensión en contra de Castillo “por obstrucción de justicia, en virtud de que se ha negado a cumplir con la orden del juez” para suspender al partido político Semilla de Arévalo.
El 21 de julio, la Fiscalía continuaba allanando la sede del partido Semilla, señalando supuestas irregularidades en su creación en 2017. Arévalo repudió el allanamiento y afirmó: “Este acto es parte de la persecución política de la minoría corrupta que sabe que está perdiendo el poder día a día”. A este punto de la crisis, ya había pronunciamientos de la población, manifestaciones en las calles, y críticas internacionales.
El 17 de agosto, a tres días del balotaje, el fiscal anunció que “podrían haber detenciones en el partido Semilla”. Sin embargo, al día siguiente, la suspensión contra este partido fue levantada, y el 20 de agosto se llevaron a cabo las elecciones en medio de la incertidumbre y una crisis política.
Tras los resultados, el pueblo eligió a Bernardo Arévalo como presidente de Guatemala.
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Periplo luego del balotaje
El 25 de agosto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con sede en Washington, exigió a Guatemala que “adopte las medidas necesarias para proteger” a Arévalo y a la futura vicepresidenta, Karin Herrera, por amenazas y “la existencia de dos planes para atentar en contra” de ellos. En ese momento, protestantes pedían la destitución del fiscal, y Sandra Torres denunciaba fraude tras su pérdida.
Arévalo, quien prometió combatir la corrupción incrustada en el Estado, ganó el balotaje con el 58% de los votos frente al 37% de Torres. Sin embargo, su victoria fue oficializada al mismo tiempo que su partido era suspendido nuevamente, y la junta directiva del Congreso de Guatemala dejó sin facultades al grupo parlamentario del presidente electo.
Bernardo Arévalo denunció la existencia de un plan de “golpe de Estado” para impedir que asuma el poder en enero de 2024. En una rueda de prensa, afirmó: “Existe un grupo de políticos y funcionarios corruptos que se niegan a aceptar este resultado (del balotaje) y ha puesto en marcha un plan para romper el orden constitucional y violentar la democracia”.
En medio de estas tensiones, la comunidad internacional, expresidentes latinoamericanos y organizaciones de derechos humanos solicitan que se respete la voluntad del pueblo guatemalteco en medio de su democracia, la cual se vio manchada durante este proceso electoral.
Arévalo debe asumir sus funciones como presidente el 14 de enero de 2024, y Semilla contará con 23 diputados en la Asamblea Legislativa.
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