Manaos. Rodeado de altos árboles verdes de la Amazonía brasileña, el presidente estadounidense Joe Biden pidió este domingo proteger la mayor selva tropical del mundo y expresó dudas sobre la capacidad de su sucesor, Donald Trump, para revertir la “revolución de energía limpia” en Estados Unidos.
Durante su visita a Manaos, la primera realizada a la Amazonía por un mandatario estadounidense en ejercicio, Biden desafió a Trump, quien ha prometido anular las políticas ambientales de la administración demócrata.
“La selva amazónica se formó a lo largo de 50 millones de años... 50 millones de años. La historia nos observa literalmente ahora. Preservemos este lugar sagrado para nuestro tiempo y para siempre, en beneficio de toda la humanidad”, declaró Biden ante la prensa.
Este ecosistema tropical, que abarca nueve países sudamericanos, con el 60% en territorio brasileño, es una de las zonas más vulnerables al cambio climático y la degradación ambiental. Un estudio reciente de la red de monitoreo RAISG reveló que, en cuatro décadas, ha perdido una superficie equivalente al tamaño de Colombia.
Dardo a Trump
La histórica visita de Biden ocurre mientras el mundo se prepara para el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca el 20 de enero. Trump, escéptico sobre la crisis ambiental, prometió en su campaña electoral intensificar la extracción de combustibles fósiles con su lema “perforar, perforar, perforar”.
Expertos advierten que una nueva presidencia de Trump podría frenar la transición a energías limpias impulsada por Biden, poniendo en riesgo objetivos climáticos cruciales. Sin embargo, el mandatario saliente afirmó que “nadie” puede detener la “revolución de energía limpia” en Estados Unidos.
“No cuando tanta gente, independientemente del partido o la política, disfruta de sus beneficios. No cuando países de todo el mundo están aprovechando esta revolución para avanzar”, señaló Biden. “No tenemos que elegir entre medioambiente y economía. Podemos hacer ambas cosas. Lo hemos demostrado en casa”, agregó.
Ayudas para la selva
Biden llegó a Manaos acompañado por su hija Ashley y su nieta Natalie. Recorrió el Amazonas en helicóptero antes de visitar el Museu da Amazônia. Allí caminó por una pequeña sección del bosque tropical, rodeado de árboles altos y guacamayas, y conversó con líderes indígenas, ambientalistas y empresarios.
El museo se encuentra en la Reserva Forestal Adolpho Ducke, considerada el punto de partida del río Amazonas y la puerta de entrada a la selva amazónica. Previamente, la Casa Blanca anunció que Estados Unidos incrementará su financiamiento para la lucha contra el cambio climático a 11.000 millones de dólares anuales en 2024, posicionándose como “el mayor contribuyente bilateral en financiamiento climático en el mundo”.
El anuncio coincide con las discusiones de la conferencia climática COP29 en Bakú, donde los participantes debaten sobre quién debe financiar la lucha contra la crisis ambiental. Friederike Roder, de la ONG Global Citizen, advirtió que “ningún estado debería jactarse de ser el mayor financiador bilateral”, al afirmar que lo relevante es la contribución total.
Entre las medidas presentadas, Biden informó que su país duplicará, hasta 100 millones de dólares, su aporte al Fondo Amazonía, que administra recursos de naciones y organizaciones internacionales para preservar esta selva clave en la mitigación del cambio climático.
“Tal vez (Trump) pueda venir aquí, ver el bosque y los daños causados por la sequía, y cambie de opinión sobre el cambio climático”, comentó un alto funcionario de la administración Biden.
Próxima parada: el G20
Tras su paso por Manaos, Biden se dirigirá a Rio de Janeiro, donde participará el lunes y martes en la cumbre del G20. La reunión estará marcada por el regreso de Trump al poder y los debates de la COP29 en Bakú. Biden también tiene previsto almorzar con el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien prometió poner fin a la deforestación ilegal en la Amazonía para 2030.