Si alguien puede conseguirle trabajo a uno ese es el presidente de Brasil: su carisma y logros de nueve años han convencido a más de 60 millones de electores de poner en la presidencia a su protegida, primera mujer que iría al puesto y quien nunca antes había disputado un cargo de elección popular.
Pese a ser una advenediza en el Partido de los Trabajadores (PT) –se afilió en 2000–, Dilma Rousseff podría ganar en primera vuelta la presidencia tras una campaña en que el mandatario saliente, Luiz Inácio Lula Da Silva, ha actuado como si el fuera el candidato.
Lula la acompañó, levantó su mano en señal de triunfo y gritó por ella en cuanto acto público pudo pues arregló que sus agendas diarias coincidieran al máximo.
Gracias a su mentor, Rousseff llega con 47% de intención de votos frente al 28% de José Serra, del Partido Socialdemócrata de Brasil (PSDB) y Marina Silva, del Partido Verde con 14%.
“Lula deja la economía en buena forma; inflación y desempleo bajos, salarios al alza y se va con una popularidad sobre 80%”, destacó David Fleischer, analista de la Universidad de Brasilia.
Las cifras indican porqué los votantes confían en Lula al elegir a esta economista y exjefa de gabinete quien pasó peleando contra un cáncer linfático en el 2009.
Del 2003 al 2009, unos 29 millones de personas dejaron la pobreza e ingresaron a la clase media de Brasil, de 95 millones de personas; casi 51% de la población de 192 millones, según estudio de la Fundación Getulio Vargas (FGV).
La FGV agrega que, en los dos períodos de Lula, se crearon 14 millones de nuevos trabajos y el poder adquisitivo de los sectores más pobres creció 6,79%.
El proyecto social insignia de de Lula,
Este año, Brasil cerrará con un 7% de crecimiento, una inflación el último año (acumulada a agosto) de 4,49% y el desempleo en 6,7%, según cifras oficiales del Gobierno.
Erenice Guerra, quien ocupó el cargo de Rousseff al asumir esta la candidatura y era su asesora, renunció hace dos semanas por supuesto tráfico de influencias. El tema derivó en duros ataques de Lula a los medios de prensa, a los que acusó de actuar como “verdaderos partidos opositores”.
Serra, gran favorito hace meses, tampoco aprovechó la coyuntura, en parte, según analistas brasileños, porque no transmitió un optimismo a tono con la economía mientras sectores del PSDB lo señalan por obviar la figura del expresidente Fernando Henrique Cardoso, de su propio partido.
En algún punto, Serra se presentó como “el verdadero heredero de Lula” e incluyó su imagen en la propaganda por televisión; gesto que se recibió como señal de debilidad.
“Lula decide no buscar un tercer período pero se encarna en Rousseff. Queda por ver cual es el nivel de liderazgo y control de ella en el PT”, apunta Daniel Zovatto, analista y director regional del Instituto para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA).
En cuanto a la elección legislativa, el sol también brilla para el PT que hoy tiene 79 de 513 escaños en la Cámara Baja del Congreso y 10 de 81 en el Senado. Si el patrón histórico sigue, apunta el seminario británico
Rousseff quedaría así frente al gobierno más fuerte de Brasil desde el fin de la dictadura, en 1985.
La gran incógnita, coinciden Zovatto y Fleischer, es cuál será el peso de Lula en el eventual mandato de Rousseff y qué cargo (si decide quedarse) escogerá para él.