Bush afirmó en Salt Lake City, Utah, que un retiro sería “absolutamente desastroso”, y atacó a la oposición demócrata, que ha convertido las dificultades estadounidenses en Iraq en uno de sus mayores argumentos en la campaña para las elecciones parlamentarias del 7 de noviembre.
“Si abandonamos el combate en las calles de Bagdad, tendremos que enfrentar a los terroristas en las calles de nuestras ciudades”, dijo el mandatario, en el primer discurso de una nueva campaña contra la oposición a la guerra.
“Estados Unidos no se irá antes de que haber logrado la victoria”, afirmó Bush en la convención anual de la American Legion, la organización de excombatientes estadounidenses.
“Vencer en Iraq será difícil y exigirá más sacrificios. El combate puede ser allí más duro que en Omaha Beach o Guadalcanal”, dijo en referencia a las grandes batallas en Francia y el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial.
Bush dijo que Iraq se convertiría en un “nuevo santuario” para el entusiasmo terrorista por explotar sus riquezas petroleras y advirtió: “Si nos rendimos en la lucha en las calles de Bagdad, enfrentaremos a los terroristas en las calles de nuestras ciudades”.
El Presidente también desaprobó la postura de la oposición demócrata que llamó a la invasión de Iraq del 2003 como una “distracción” de la guerra contra al-Qaeda y rechazó su pedido de establecer un cronograma para un retiro paulatino de las tropas.
“La seguridad del mundo civilizado depende de la victoria en esta guerra contra el terror, y eso depende de la victoria en Iraq. Así que Estados Unidos no se irá hasta alcanzar la victoria”, aseguró.
Bush presagió un futuro sombrío para Oriente Medio si los estadounidenses apoyan a sus críticos en los comicios para renovar el Congreso.