Londres. Una abuelita de 87 años fue reconocida ayer como la mayor espía británica reclutada por Moscú, tras haber entregado durante 40 años informaciones a la KGB, los antiguos servicios secretos soviéticos, bajo el nombre código de "Hola".
"En las mismas condiciones, sé que volvería a hacerlo" declaró Melita Norwood, quien no reniega de sus convicciones comunistas en una entrevista al diario británico The Times, concedida en el pequeño pueblo del sur de Inglaterra donde vive retirada.
"No hice eso por dinero, sino para impedir que cayera un nuevo sistema que proporcionó a todos comida a bajo precio, y buenos servicios de salud" añade la abuela, cuya fotografía --cabello canoso, expresión severa-- aparece en la portada.
Un universitario de Cambridge, Christopher Andrew, descubrió la sorprendente historia de la abuelita al estudiar documentos entregados a Occidente por un exoficial de la KGB, Vassili Mirokhin, sobre el que escribió un libro.
Hija de un refugiado de Letonia casado con una británica, "Hola" empezó su carrera de espía en 1937, a los 25 años, y la prosiguió hasta principios de los años 70, cuenta el universitario.
Desde su cargo de secretaria en la Oficina británica de investigación sobre metales no ferrosos de Londres, la mujer transmitió regularmente a Moscú informaciones cruciales sobre los inicios del programa de armamento nuclear británico. Según Christopher Andrew, el rol de Melita Norwood en materia de espionaje fue, al menos, tan importante como el de los célebres espías Guy Burgess, Donald MacLean, Kim Philby, Anthony Blunt y John Cairncross.
La prensa se planteó ayer la posibilidad de probables acciones judiciales contra Melita Norwood. El ministerio del Interior se abstuvo de hacer comentarios; mientras que la oposición conservadora exigió al gobierno de Tony Blair que dilucide todo lo referente a este caso.