Cochabamba. Al menos 200 militares están retenidos por campesinos afines al expresidente boliviano Evo Morales tras el asalto a tres cuarteles en el marco de protestas que comenzaron hace 20 días, informó el gobierno este sábado.
El viernes, “tres unidades militares fueron asaltadas por grupos irregulares en la zona del Chapare, en el departamento de Cochabamba, tomando como rehenes a más de doscientos efectivos militares”, señaló la cancillería en un comunicado dirigido a la comunidad internacional.
LEA MÁS: Enfrentamiento entre policías y manifestantes en Bolivia deja 13 heridos
Además, “se apropiaron de armamento de guerra y municiones”, agregó.
Inicialmente, se informó de un regimiento ocupado por manifestantes en Cochabamba el viernes.
A esa región, el gobierno boliviano envió a las Fuerzas Armadas para apoyar a la policía en el despeje de carreteras bloqueadas por los partidarios de Morales.
El gobierno identificó solo uno de los tres cuarteles, el “Cacique Juan Maraza”.
En un video difundido por la prensa boliviana, se observa a 16 militares rodeados de campesinos que sostienen palos con puntas afiladas.
“El Regimiento Cacique Maraza ha sido tomado por las centrales del Tipnis. Nos han cortado el agua, la luz, nos han tomado como rehenes”, se escucha decir a un uniformado.
El Tipnis es conocido como el territorio indígena del Chapare, en el departamento de Cochabamba, donde Morales tiene su principal base política.
Tras conocerse los primeros hechos, el presidente boliviano, Luis Arce, exministro de Economía de Morales durante su gobierno (2006-2019), deploró la actitud de los indígenas.
“La toma de una instalación militar por grupos irregulares en cualquier lugar del mundo es un delito de traición a la Patria”, señaló el mandatario.
Huelga de hambre
El conflicto en torno a los militares se da en el contexto de bloqueos de caminos por parte de manifestantes afines a Morales, quien es investigado penalmente por un caso de estupro, acusación que él niega.
Sus seguidores denuncian que las acciones judiciales son parte de una “persecución judicial y política” del gobierno de Arce hacia el líder indígena de 65 años.
Morales, en un acto de presión, inició el viernes una huelga de hambre.
Al comenzar su ayuno, solicitó al gobierno que se aborden en las mesas de diálogo “el tema económico” y “el tema político”.
“Para que el diálogo sea viable, responsable y tenga resultados, pido la participación de organismos internacionales de países amigos”, añadió.
Morales lleva adelante su huelga en la región del Chapare, de donde no se ha movido ante la amenaza de una orden de detención de la fiscalía que lo investiga y luego de que, el domingo pasado, denunciara un atentado a tiros contra su vida.
Bloqueos continúan
El exmandatario pidió desde el Chapare el viernes a “los hermanos que están movilizados” que consideren suspender temporalmente “el bloqueo de caminos justamente para evitar hechos de sangre”.
Sin embargo, las medidas de presión continúan en su bastión de Cochabamba. Según la Administradora Boliviana de Carreteras, hay 16 puntos de cierre de vías que conectan con las ciudades de Santa Cruz (este) y Sucre (sureste).
El gobierno logró el viernes restablecer el tránsito en una ruta que conecta Cochabamba con La Paz, en un operativo policial que dejó 66 detenidos y 22 heridos, en su mayoría uniformados.
Las protestas, según el gobierno, han dejado un total de 92 lesionados.