Una semana después del maremoto que arrasó el sureste asiático causando más de 130.000 muertos según el último balance, el mundo realizaba ayer una verdadera carrera contra el reloj para socorrer a millones de damnificados e impedir las epidemias.
El coordinador de la ayuda de emergencia de Naciones Unidas, Jan Egeland, subrayó que existían muchas dificultades para distribuir la ayuda en la isla de Sumatra, Indonesia, y su parte norte, la provincia de Aceh, la zona más devastada por los maremotos, a raíz de la destrucción de la infraestructura de transporte.
"En este momento tenemos acceso a todos los países afectados, salvo a las regiones indonesias de Sumatra y Aceh. Es allí donde estamos atrasados", declaró Egeland a la prensa en Nueva York.
El sábado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció la aparición de las primeras enfermedades contagiosas en las regiones afectadas por los tsunamis del 26 de diciembre, donde hay unos 5 millones de desplazados, a menudo desamparados.
Como resultado de un movimiento de solidaridad excepcional, la ayuda pública prometida se acerca a los $2.000 millones. "Hay un grado de solidaridad internacional nunca visto", subrayó Jan Egeland.
Sin embargo, dos grandes diarios estadounidenses, The Washington Post y Los Ángeles Times , denunciaron ayer la lentitud con la cual reaccionó a la catástrofe el gobierno de George W. Bush, y lo llamaron a aprovechar la ocasión para mejorar su imagen ante los musulmanes del mundo.
El secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, inició ayer una gira que lo llevará a Puket (Tailandia), Yakarta y la región de Aceh (Indonesia). Estados Unidos ya anunció una ayuda por un monto de $350 millones.
Más muertos
En tanto, ayer se superó el umbral de los 130.000 muertos como consecuencia de los maremotos tras la publicación de nuevos balances en Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia.
La ONU calcula que esa cifra podría elevarse a 150.000.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, participará el jueves en Yakarta, la capital de Indonesia, en una cumbre sobre las consecuencias del maremoto. La reconstrucción podría llevar diez años y costar miles de millones de dólares, advirtió Annan.
Naciones Unidas y el conjunto de las organizaciones internacionales se ven confrontadas desde hace una semana a una operación de ayuda de una amplitud y una complejidad sin precedentes, destinada a diez países diferentes.
Según la ONU, un millón de personas en Sumatra y 700.000 en Sri Lanka dependerán de ayuda externa para alimentarse.