Ciudad de Guatemala. El nuevo presidente de Guatemala, el socialdemócrata Bernardo Arévalo, reafirmó este domingo su compromiso de librar una lucha frontal contra la corrupción con el objetivo de “restaurar la confianza en el Estado y en la democracia”, tras obtener una amplia victoria en las elecciones.
“El pueblo de Guatemala expresó su voluntad de manera contundente”, afirmó Arévalo en sus primeras declaraciones a los medios después de ganar la segunda vuelta electoral con un enfático discurso en contra de la corrupción, un problema crónico en el país.
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“Ahora, unidos al pueblo guatemalteco, emprenderemos una batalla contra la corrupción”, agregó desde un hotel de la capital, además de mencionar que recibió llamadas de felicitación y conversó sobre una agenda compartida con los presidentes de dos naciones vecinas, el mexicano Andrés Manuel López Obrador y el salvadoreño Nayib Bukele.
Arévalo conquistó la presidencia de Guatemala con el 58% de los votos, tras el escrutinio del 100% de las mesas de votación, mientras que su contrincante, la exprimera dama Sandra Torres, quien aún no reconoció su derrota, obtuvo el 37%, según el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
El futuro presidente confirmó que recibió una llamada de felicitación del actual mandatario, el conservador Alejandro Giammattei. “Nos sentaremos a establecer un cronograma para la transición”, explicó.
“La victoria de Arévalo representa un revés para la antigua política, el partido en el poder y los seguidores de la Guerra Fría. Comienza una nueva era para nuestra nación, y será esencial mantenernos movilizados para lograr una transición pacífica”, comentó el analista independiente Miguel Ángel Sandoval a esta agencia.
Arévalo, hijo de un presidente que dejó su huella, era el candidato favorito en la segunda vuelta. Como líder del partido Semilla, su contundente triunfo se atribuye a la esperanza de cambio que generó en un país marcado por la pobreza, la violencia y la corrupción, factores que impulsan la emigración de miles de guatemaltecos cada año.
Sin embargo, su victoria despierta aprehensiones en la élite política y empresarial que controla el país y que fue acusada de corrupción. La fiscalía intentó excluirlo de la segunda vuelta electoral para evitar su llegada al poder.
Miles de seguidores de Arévalo celebraron su victoria en plazas de la capital y otras ciudades.
“Este triunfo supone la derrota de una parte del sistema corrupto”, destacó Jorge Mendoza, un sociólogo de 41 años, en declaraciones a esta agencia.
Los embajadores de Estados Unidos y de la Unión Europea manifestaron su disposición a colaborar con Arévalo.
“Desde mi gobierno, nuestra posición es permitir que los electos gobiernen y asuman el poder”, señaló el embajador estadounidense, William Popp, en una entrevista con la televisión guatemalteca.
“Lo crucial ahora es lograr un consenso a nivel nacional para garantizar la gobernabilidad”, apuntó el representante de la UE, Thomas Peyker.
“Tiempo de complejidades”
“La experiencia diplomática y su labor como parlamentario proporcionan a Arévalo una sólida base de conocimiento y experiencia para formar un amplio equipo de gobierno. Esto aumenta su legitimidad”, señaló el rector de la Universidad para la Paz de Costa Rica, Francisco Rojas, en una entrevista con esta agencia.
“Nos encontramos en un período extenso previo a la toma de posesión, que está programada para el 14 de enero de 2024. Serán tiempos complejos”, añadió.
La exprimera dama contó con el respaldo silencioso de Giammattei y de la poderosa élite empresarial que apoya al gobierno. Ella lidera un partido de centroizquierda que viró hacia la derecha.
Desde el viernes, Torres cuestionó el proceso electoral y solicitó a la justicia que garantizara la transparencia en la segunda vuelta. Tras la votación, su partido afirmó que adoptará “una posición definitiva cuando los resultados se esclarezcan con total transparencia” y criticó a los observadores electorales de la OEA y la UE.
Torres también recibió el respaldo silencioso de varios partidos de derecha, líderes evangélicos y de la fiscalía, que intentaron ilegalizar el partido Semilla de Arévalo.
“Habrá maniobras judiciales”
El viernes, la Corte Suprema revocó la orden de inhabilitar a Semilla, y Arévalo expresó su esperanza de que la fiscalía ponga fin a la “persecución en curso” contra su partido “tras la contundente victoria” en las urnas.
Arévalo, un sociólogo de 64 años, es hijo del primer presidente elegido democráticamente en Guatemala, Juan José Arévalo (1945-1951), y promete seguir la senda de su padre con una sólida agenda social y de cambio.
Los analistas señalan que Guatemala está experimentando un retroceso hacia el autoritarismo como reacción del establishment a la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), una entidad de la ONU que investigó la corrupción gubernamental entre 2007 y 2019.
En 2019, el presidente en funciones de entonces, el conservador Jimmy Morales, cerró la CICIG, y Giammattei se negó a reactivarla.
En un país profundamente conservador y religioso, Arévalo descartó legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo o el aborto, que solo es permitido en caso de riesgo para la vida de la madre.
Su llegada al poder marcará el fin de 12 años de gobiernos de derecha.