Ciudad de Panamá. El candidato presidencial José Raúl Mulino, sucesor político del exmandatario Ricardo Martinelli y líder en las encuestas para las elecciones del 5 de mayo en Panamá, anunció este martes su intención de “cerrar” el paso por la selva del Darién a los migrantes que se dirigen hacia Estados Unidos.
“Vamos a cerrar Darién y vamos a repatriar a todas estas personas como corresponda, respetando los derechos humanos”, declaró Mulino a los periodistas durante una actividad de campaña en Las Mañanitas, un sector de la capital panameña de clase trabajadora.
La frontera selvática entre Colombia y Panamá, con una extensión de 266 km y una superficie de 575,000 hectáreas, se convirtió en los últimos años en una ruta utilizada por migrantes provenientes de Sudamérica en su intento por llegar a Estados Unidos.
Durante el año 2023, más de 520,000 personas, en su mayoría venezolanos, atravesaron la inhóspita selva. En lo que va del año actual, según cifras oficiales, más de 120,000 realizaron la travesía.
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“La frontera de Estados Unidos en vez de Texas se corrió a Panamá. Entonces tenemos que hacer un trabajo trilateral (entre Estados Unidos, Colombia y Panamá) y tienen que entender que Panamá no es un país de tránsito de inmigrantes”, señaló Mulino, quien ocupó el cargo de ministro de Seguridad durante la administración de Martinelli (2009-2014).
Mulino no especificó las medidas que tomaría para cerrar el paso por el Darién.
‘No puedo indultar a Martinelli’
El abogado de 64 años, Mulino, rechazó la posibilidad de conceder un indulto a Martinelli en caso de ganar la presidencia. Martinelli, quien se refugió hace dos meses en la embajada de Nicaragua para evitar cumplir una condena de casi 11 años de prisión por blanqueo de capitales, recibió asilo por parte del presidente Daniel Ortega de manera inmediata. Sin embargo, el gobierno panameño le negó el salvoconducto para trasladarse a Managua.
Después de la sentencia, el Tribunal Electoral inhabilitó a Martinelli como candidato cuando lideraba las encuestas, siendo reemplazado por Mulino, su compañero de fórmula para la vicepresidencia.
“Primero, yo no puedo dar indultos ante esto. Segundo, él (Martinelli) lo que quiere es una revisión de su proceso con justicia y poder aclarar su inocencia y demostrar que todo ese juicio fue una farsa para ponerlo fuera de la carrera electoral”, expresó Mulino.
“El gobierno (panameño) ha demostrado su compromiso de respetar la embajada de Nicaragua. Debemos evitar lo sucedido en Ecuador, ¿verdad? Eso es positivo”, agregó Mulino, refiriéndose al asalto policial a la embajada mexicana en Quito el 5 de abril para detener al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas.
A pesar de su condena, Martinelli cuenta con el respaldo de muchos panameños que añoran el período de bonanza económica durante su mandato.
‘Sería una farsa’
A menos de 20 días de las elecciones, Mulino lidera las preferencias electorales con un 34%, seguido por el abogado de centroderecha Ricardo Lombana, quien obtiene un 15%, y el expresidente socialdemócrata Martín Torrijos, con un 13%, según los resultados de una encuesta realizada por la firma Doxa y publicada el lunes.
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Un total de ocho candidatos compiten en estos comicios, que se deciden por mayoría simple en una sola vuelta.
No obstante, Mulino enfrenta un obstáculo legal, ya que la Corte Suprema está revisando una demanda presentada por la designación directa de Martinelli como candidato presidencial, sin haber pasado por un proceso de primarias en su partido, tal como lo establece el código electoral.
“Si se anula mi candidatura, por las razones que quiera la Corte, van a anular el proceso electoral, porque el proceso sería una farsa si me sacan a mí, que soy el que voy marcando de primero en todas las encuestas”, afirmó Mulino.
Hasta el momento, no se anunció una fecha para la decisión de la Corte.
Mulino estuvo en prisión preventiva entre 2015 y 2016 por presuntos actos de corrupción, aunque la Corte Suprema anuló el caso debido a errores procesales.
Durante la dictadura de Manuel Antonio Noriega (1983-1989), Mulino fue uno de los líderes de la Cruzada Civilista, un movimiento que se oponía al régimen militar. Posteriormente, ocupó el cargo de canciller durante la presidencia de Guillermo Endara (1989-1994), después de la invasión estadounidense que derrocó a Noriega en 1989.