Ciudad de Guatemala. Bernardo Arévalo obtuvo la presidencia de Guatemala con el 58% de los votos, aprovechando el descontento de la ciudadanía hacia la élite gobernante, acusada de corrupción.
A continuación, se presentan cinco claves para comprender la contundente victoria del socialdemócrata sobre la exprimera dama, Sandra Torres, a pesar de ser casi un desconocido hace apenas dos meses.
1. Esperanza frente a la corrupción
Desde hace décadas, redes de corrupción infiltraron las instituciones estatales. Guatemala figura entre los 30 países más corruptos del mundo, según la ONG Transparencia Internacional.
Sobornos y contratos públicos sobrevalorados son moneda corriente, y raramente los responsables son juzgados y condenados. Mientras tanto, 10 millones de guatemaltecos (equivalente al 60% de la población) viven en la pobreza. La falta de empleo y oportunidades, además de la violencia, impulsa a decenas de miles a emigrar anualmente a Estados Unidos.
Ser hijo del expresidente Juan José Arévalo (1945-1951), un estadista que instauró el sistema de seguridad social guatemalteco y defendió la libertad de expresión, resultó beneficioso para el candidato del partido Semilla.
Arévalo es considerado “una nueva esperanza” en contraposición a Torres, quien según Mónica Molina, vendedora de 42 años en el Mercado Central de la capital, “nos llevaría a lo mismo o peor”. Torres contó con el apoyo discreto del presidente derechista Alejandro Giammattei y la poderosa élite empresarial aliada al gobierno.
2. Apoyo de los jóvenes
Universitarios y jóvenes se volcaron a la campaña de Arévalo, y muchos instaron a sus padres, hermanos y abuelos a votar por él.
“Por fin los jóvenes vamos a tener voz, porque nos robaron la voz estas lacras que estuvieron desde hace años; por fin vamos a tener mejores oportunidades”, sostiene Jammy Lucas, diseñadora gráfica veinteañera.
Muchos votaron por Arévalo debido a su deseo de tener caras nuevas en el gobierno, en contraposición a Torres, que estuvo en los círculos de poder desde el gobierno de su exesposo Álvaro Colom (2008-2012).
3. Campaña en redes sociales
En la primera vuelta, Arévalo carecía de fondos para propaganda callejera o anuncios en radio y televisión, por lo que centró su campaña en las redes sociales, una forma gratuita de llegar a una amplia audiencia.
Mientras las calles estaban llenas de carteles de sus rivales, Semilla difundía sus mensajes en el ciberespacio.
Nino Matute, concejala electa de Semilla en la capital, destaca también “la relevancia de la autenticidad de los candidatos” del partido de Arévalo en el Congreso y en los municipios.
“Creo que lo técnico se complementó de manera virtuosa con esa esencia del alma Semilla”, señala.
“Para mí hay algo destacable, y es que (las redes sociales) se usaron como el primer canal de comunicación directa entre el candidato y el electorado”, señala Stephanie Tello, asesora de la concejala.
En la segunda vuelta, Arévalo incorporó giras electorales y carteles en las calles.
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4. El papel de la justicia
Sin pretenderlo, el fiscal Rafael Curruchiche, quien estaba siendo cuestionado, terminó beneficiando a Arévalo.
A solicitud suya, un juez ordenó la inhabilitación de Semilla, un fallo que habría excluido a Arévalo de la segunda vuelta.
Aunque la decisión fue revocada por la justicia, permitió que Arévalo atrajera la atención, opacando a su rival.
“La publicidad es publicidad, y estar en boca de muchas personas permite al menos que se reconozca la marca, que es lo que los candidatos necesitan”, explica la politóloga Celia Luna.
En la primera vuelta, un récord del 17,4% de los votos fue anulado. En la segunda vuelta, solo un 3,5%.
5. Una rival cuestionada
Sandra Torres perdió en parte porque muchos guatemaltecos la perciben como corrupta, autoritaria y ambiciosa. Además, cambió su discurso de centroizquierda por mensajes conservadores.
“A Sandra ya todos sabemos cuáles son sus estrategias (...), son artimañas y ya no queremos más de lo mismo”, comenta Patricia Guerra, organizadora de eventos de 43 años.
La ruptura entre Torres y muchos guatemaltecos comenzó cuando era primera dama, ya que era considerada el poder detrás del trono.
La antipatía creció cuando se divorció de Colom en 2011 con el único objetivo de postularse a la presidencia, aunque sus aspiraciones se vieron frustradas por la justicia en ese entonces.
Torres lidera el partido que fundó con Colom y cuenta con seguidores entre la gente pobre, pero no logró aumentar su base electoral y perdió en tres balotajes: en 2015, 2019 y 2023.