Diputados afines al nuevo presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, fueron elegidos este viernes para integrar la junta directiva del Congreso, tras repetirse la votación por orden de la máxima instancia judicial del país.
Con votación de 115 a favor, 21 en contra y 23 ausentes, los congresistas de la legislatura instalada el domingo eligieron al diputado Nery Ramos, del partido derechista Azul, como presidente de la directiva, según la transmisión en el canal de televisión del Congreso.
El resto de los espacios en la directiva serán ocupados por diputados de agrupaciones que hicieron alianza con el partido Semilla de Arévalo, entre ellos legisladores de la Unidad Nacional de la Esperanza que desafían a su excandidata presidencial Sandra Torres, derrotada en el balotaje de agosto.
“Creyeron que la anulación de la junta directiva iba a echar por la borda nuestra misión de avanzar en una agenda legislativa a favor del pueblo de Guatemala, pero solo consiguieron fortalecernos”, dijo la diputada Andrea Villagrán, de Semilla, quien propuso la planilla única de legisladores que resultó al frente de la directiva.
Ramos, exdirector de la Policía, sustituirá a Samuel Pérez, de Semilla, quien le tomó juramento al nuevo presidente socialdemócrata la madrugada del lunes en una ceremonia que tuvo un retraso de nueve horas por discusiones en el Congreso.
Sin embargo, la directiva liderada por Pérez fue impugnada ante la Corte de Constitucionalidad por diputados opositores y organizaciones de derecha, que adujeron que el anterior Congreso declaró “independientes” a los 23 actuales diputados de Semilla por la orden de un juez que suspendió al partido por supuestas ilegalidades en su conformación en 2017.
La Corte avaló el pedido el miércoles y le ordenó al Congreso repetir la elección tras considerar que al estar sin partido pierden derechos legislativos como integrar la junta directiva o presidir comisiones de trabajo.
No obstante, los diputados de Arévalo lograron remontar esa decisión y mantuvieron la alianza con legisladores de otros partidos para proponer y aprobar la junta directiva de este viernes que dirigirá el Parlamento por un año.
Promesas de “combatir a los corruptos”
Arévalo, sociólogo de 65 años, asumió la presidencia tras meses de incertidumbre sobre la investidura por una arremetida judicial atribuida a su promesa de “combatir a los corruptos” de la élite política y económica.
Desde entonces, Arévalo y su partido Movimiento Semilla fueron blanco de una ofensiva judicial, encabezada por la Fiscalía, que el socialdemócrata asegura fue encomendada por la élite político-empresarial para evitar su ascenso al poder.
De personalidad tranquila, subió el tono para denunciar esa arremetida como un intento de “golpe de Estado” en su contra y recibió los apoyos de la comunidad internacional y, en su país, de los jóvenes y comunidades indígenas.
Arévalo calificó su ascenso al poder como un proceso “tortuoso” debido a la persecución judicial, pero prometió “cerrar esta época tenebrosa de cooptación corrupta” que por “más de dos décadas” afecta al país.
Poniendo fin a 12 años de gobiernos de derecha, sustituyó a Alejandro Giammattei, a quien los seguidores de Arévalo señalan de formar parte de lo que llaman el “pacto de corruptos”.
La nueva “primavera”
Sobre sus espaldas recae el legado de su padre, Juan José Arévalo (1945-1951), elegido democráticamente tras la llamada “Revolución de Octubre” que acabó con décadas de dictaduras.
Al mandato de su progenitor, considerado el mejor presidente en la historia de Guatemala, y del gobierno progresista de Jacobo Árbenz se le llamó la “primavera democrática” (1944-1954), con importantes reformas sociales.
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Pero Árbenz, impulsor de una reforma agraria, fue derrocado en 1954 en un golpe de Estado ejecutado por la CIA, poniendo fin a la década democrática en Guatemala, al que por su clima se le conoce como “el país de la eterna primavera”.
Siete décadas después, Washington salió en defensa del hijo del expresidente Arévalo ante la persecución de la Fiscalía, que consiguió inhabilitar a Semilla al acusarlo de irregularidades en su formación como partido.
Evocando una nueva “primavera” para Guatemala, Arévalo dice que recorrerá “el mismo camino” que su padre luchando contra la corrupción para que las instituciones trabajen por el desarrollo social, en un país donde 60% de sus 17,8 millones de habitantes son pobres.
Algunos de sus críticos dudan de que el futuro presidente tenga el temple de su padre y sostienen que es una persona fácil de manipular.