Ciudad de Guatemala. Los guatemaltecos iniciaron su jornada de votación este domingo para elegir a un nuevo presidente después de una campaña marcada por intentos de marginar al candidato Bernardo Arévalo, una sorpresiva figura de centro-izquierda que lidera una cruzada contra la corrupción.
Los centros de votación abrieron a las 07:00 a. m. bajo un cielo despejado en la capital, y el Tribunal Supremo Electoral (TSE) llamó a la ciudadanía a “ejercer libremente su derecho a votar, participar y elegir”.
Bernardo Arévalo, hijo de un presidente que dejó huella en el país, representa una esperanza de cambio en una nación afectada por la pobreza, la violencia y la corrupción, factores que impulsan a miles de guatemaltecos a emigrar anualmente.
Sin embargo, Arévalo enfrenta la aprehensión de la élite política y empresarial que dirige el país, y que fue acusada de corrupción.
Su rival en esta contienda es la exprimera dama Sandra Torres, también de orientación socialdemócrata, quien se encuentra en su tercer balotaje y cuenta con el respaldo tácito del presidente derechista Alejandro Giammattei y de la poderosa élite empresarial afiliada al gobierno.
Torres cuestionó el proceso de conteo de votos y solicitó a la justicia que garantice la “transparencia” del balotaje. Además, el sábado denunció supuestas “acciones intrusivas” y “racistas” por parte de observadores de la Unión Europea.
La Corte Suprema aceptó su solicitud y ordenó al TSE que “tome las medidas para garantizar [el correcto] ingreso de datos al sistema informático” y permita a los fiscales de cada partido tomar fotos de las actas de las mesas de votación.
Varios partidos de derecha, pastores evangélicos y la fiscalía respaldan a Torres, e intentaron ilegalizar al partido Semilla de Arévalo para marginarlo de la contienda presidencial.
Según el analista Bernardo Matute, director del centro Gobernálisis, “las fuerzas tradicionales han apostado por Torres, pues Arévalo es visto como un riesgo a la continuidad del sistema”.
Por su parte, el analista independiente Edgar Ortiz explicó que “Arévalo realmente llega a segunda vuelta por un malestar con el establishment”.
Un sondeo realizado el miércoles otorgaba a Arévalo el 50% de las intenciones de voto, mientras que Torres obtenía el 32%.
La Corte Suprema guatemalteca confirmó el viernes la anulación definitiva de la orden de un juez para inhabilitar al movimiento Semilla de Arévalo.
Sin embargo, la Organización de Estados Americanos (OEA) expresó su “preocupación” por los planes de la fiscalía de detener a dirigentes de Semilla después del balotaje.
Estados Unidos, por su parte, manifestó su deseo de que el balotaje sea “libre, justo, transparente y pacífico”, según Brian Nichols, jefe de la diplomacia estadounidense para América Latina.
“Pido que se respete el resultado porque el que ganó, ganó, y el que perdió, perdió”, dijo Mario Gómez, un trabajador independiente de 69 años, después de votar en la escuela Campo Verde, al sur de la capital.
Luisa González, ama de casa de 46 años, señaló que “la mayoría, creería que el 80%, tiene claro por quién votar para que la corrupción se acabe”.
Carlos Urzúa, un transportista de 51 años, expresó que espera “que todo sea con transparencia y que quede el que todos los guatemaltecos queremos”.
Arévalo, un sociólogo de 64 años, es hijo del primer presidente elegido democráticamente en Guatemala, Juan José Arévalo (1945-1951), y promete seguir la senda de su padre con una fuerte agenda social y de cambio.
Además de la cruzada contra Semilla, la fiscalía llevó a cabo una campaña durante los últimos dos años contra periodistas y funcionarios judiciales que combatieron la corrupción, y encarceló o forzó al exilio a varios de ellos.
El rector de la Universidad para la Paz de Costa Rica, Francisco Rojas, sostuvo que a pesar de la fragilidad del Estado y su debilidad gubernamental, Guatemala tiene la oportunidad de abrir un nuevo capítulo democrático con transparencia e inclusión, superando el discurso del odio.
Analistas indican que Guatemala está experimentando un retroceso hacia el autoritarismo como respuesta del establishment a la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), un ente creado por la ONU que investigó la corrupción gubernamental entre 2007 y 2019. En 2019, el presidente derechista de ese entonces, Jimmy Morales, cerró la CICIG, y Alejandro Giammattei, el presidente actual, no ha mostrado interés en restablecerla.
“Pese a la fragilidad de su Estado y su debilidad gubernamental, Guatemala puede abrir una nueva oportunidad democrática con transparencia e inclusión, sin discriminación, superando el discurso del odio”, dijo a la AFP el rector de la Universidad para la Paz de Costa Rica, Francisco Rojas.
“Una Venezuela”
En un país fuertemente conservador y religioso, Arévalo y Torres descartaron legalizar los matrimonios igualitarios o el aborto, que solo está permitido si hay riesgo para la madre.
Sin embargo, la exprimera dama de 67 años asevera que su rival es ateo -aunque es católico como ella-, que quiere legalizar el aborto, las uniones entre personas del mismo sexo y las drogas. También llamó “huecos” (homosexuales) a los seguidores de Semilla.
Torres afirmó asimismo que Arévalo planea hacer expropiaciones y que convertirá a Guatemala “en una Venezuela y en una Cuba”.
Arévalo se defendió de los dichos de Torres afirmando que ella “es la candidata de la mentira y la desinformación”.
Unos 9,4 millones de guatemaltecos están habilitados para elegir al sucesor de Giammattei, quien debe entregar el mando el 14 de enero de 2024.
Los casi 3.500 centros de votación cerrarán a las 6:00 p. m. y los primeros escrutinios oficiales se conocerán unas tres horas después.