República Dominicana. La plenaria de la XXVIII Cumbre Iberoamericana estuvo cargada de ideas para tratar de posicionar a la región ante las potencias mundiales, pero también los mandatarios aprovecharon sus minutos frente al micrófono para cuestionar a los vecinos del barrio.
Uno de ellos fue Gabriel Boric, presidente de Chile, quien no tuvo reparo en hacerle un recordatorio al ausente Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, que en los últimos meses recibe las críticas de diferentes sectores por el destierro de 222 opositores políticos y quitarles la nacionalidad junto con otro grupo de 94 compatriotas por una inventada “traición a la patria”.
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“No es aceptable de parte nuestra callar ante la dictadura familiar de Ortega y (Rosario) Murillo en Nicaragua, que acaba de privar de su nacionalidad a 94 opositores y deportar a más de 200 presos políticos.
“(Ortega) pareciera no saber que la patria se lleva en el alma y en la sangre y no se quita por decreto. Eso bien lo saben Gioconda Belli, Sergio Ramírez o Dora María Téllez, entre tantos otros”, señaló el mandatario, al mencionar a algunos de los afectados.
Las palabras de Boric no pasaron por alto en la delegación de Managua, representada por el ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua, Denis Moncada ante la ausencia de Daniel Ortega.
Moncada fue uno de los últimos representantes en brindar sus palabras en la plenaria de la cumbre. Al momento de tomar el micrófono, exigió respeto para el Gobierno de Nicaragua y sus ciudadanos.
“No debe utilizar a Nicaragua para ocultar su traición al pueblo chileno y su entrega al imperio norteamericano. Exigimos respeto a nuestro Gobierno, respeto al pueblo nicaragüense”, pronunció el canciller nicaragüense.
Boric también también recordó el pasado chileno con la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y sus consecuencias para hacerle ver a sus homólogos y representantes de naciones presentes que la democracia se debe defender ante cualquier circunstancia y sin pretextos.
“La dictadura chilena nos enseñó de forma brutal los riesgos de relativizar la democracia y los derechos humanos. Y aprendimos que nunca, pero bajo ninguna circunstancia y con ningún pretexto, ello se debe permitir.
“Hoy vemos en el mundo entero nuevos riesgos y amenazas que acechan a la democracia que tanto ha costado construir […] los problemas de la democracia se solucionan con más democracia y no con menos”, dijo el mandatario chileno.