63.000 “pandilleros” detenidos en El Salvador por el gobierno de Nayib Bukele, en un periodo de 10 meses. De ese total, 3.000 tuvieron que ser liberados porque eran personas “inocentes”.
“Si hay inocentes, van a salir de la cárcel, porque el sistema judicial debe dejarlos libres si no hay pruebas suficientes (de delitos)”, sostuvo el gobernante salvadoreño.
Esas palabras resumen parte de lo que viven los salvadoreños; pero, ¿hasta donde va a llegar Bukele con el tema?
Todo comenzó en marzo del 2022 cuando Bukele instauró el régimen de excepción en El Salvador, porque solo en un fin de semana, las estructuras criminales mataron a 87 personas. A partir de ahí, las tres pandillas principales (Mara Salvatrucha o MS-13, Barrio 18-Sureños y Barrio 18-Revolucionarios) comenzaron una guerra contra el Poder Ejecutivo.
Las denuncias por arrestos ilegales, casos de torturas, desplazamiento forzado causado por la policía y el ejército y asesinatos dentro de las prisiones, son recurrentes desde entonces. Eso sí, según un informe de Amnistía Internacional, El Salvador se acerca al objetivo de vencer a las pandillas a costa de la suspensión de libertades y derechos constitucionales y violaciones de los derechos humanos.
El ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro, dijo que en los 10 meses de lucha contra las pandillas, la Policía decomisó 2.218 armas de fuego, 2.799 vehículos, 15.038 teléfonos celulares y $1,6 millones en efectivo.
Casi dos de cada 100 salvadoreños están ahora en la cárcel, la tasa de encarcelamiento más alta en el mundo, de acuerdo con la base de datos World Prison Brief.
El 3 de diciembre, la guerra de Bukele contra las pandillas se intensificó cuando las fuerzas de seguridad “cerraron por completo” el municipio más poblado del país, Soyapango.
Desde esta mañana, la comunidad Tutunichapa, en San Salvador, está totalmente cercada.
— Nayib Bukele (@nayibbukele) December 24, 2022
Sin remover un solo elemento del cerco de Soyapango, más de 1,000 soldados y 130 agentes de la Policía, extraerán a los criminales que aún quedan en esta comunidad, famosa por el narcotráfico. pic.twitter.com/TPr6NFwr6p
Lo más reciente, es la megacárcel donde serán recluidos 40.000 presuntos pandilleros, la cual es calificada por Bukele como “una pieza fundamental” para ganar.
La gigantesca prisión, situada en una aislada zona rural y dotada de mucha tecnología, es considerada como la “más grande de América” por el gobierno salvadoreño.
Cuenta con muros de concreto reforzado, celdas con barrotes de acero en las ventanas, cámaras de seguridad por doquier, escáner de cuerpo entero para quienes ingresen al lugar, siete torres de vigilancia y un alto muro perimetral de 2,1 kilómetros, que será vigilado día y noche por 600 soldados y 250 policías. El muro de 11 metros de altura está electrificado para impedir fugas.
Para el director de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador, Miguel Montenegro, la megaprisión “es una vergüenza para el país”.
“El gobierno se jacta de tener la cárcel más grande de América Latina, lo cual no es un orgullo sino un cuestionamiento que conlleva riesgos de hacinamiento y violencia”, comentó Montenegro.
De acuerdo con Bukele, las pandillas salvadoreñas se están instalando en “ el norte de Chile, y otros países del sur”, esto para “ escapar del régimen de excepción”.
Sin embargo, el mandatario insiste en que seguirá su lucha y que “la guerra” la van a ganar.