El Darién, una extensa región selvática entre Panamá y Colombia, se convirtió en un oscuro pasaje marcado por la tragedia y el peligro para miles de migrantes que buscan una vida mejor. En lo que va del año 2023, al mes de agosto, ya se registraron 71 pérdidas de vidas humanas en esta inhóspita selva, según datos proporcionados por el Servicio Nacional de Migración.
Este sombrío panorama mantiene alerta la preocupación para las autoridades y la comunidad internacional. Sin embargo, la búsqueda de un mejor futuro continúa impulsando a miles de extranjeros a arriesgar su vida y la de su familia, pues una nueva ola de migrantes se espera en ese trayecto.
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Este recorrido desafiante, que abarca 266 kilómetros de longitud y una superficie de 575 mil hectáreas, está plagado de amenazas naturales, incluyendo la presencia de animales salvajes y ríos caudalosos.
Sin embargo, lo que agrava aún más la situación es la presencia de organizaciones criminales que extorsionan y roban a los migrantes, exigiendo pagos a cambio de guiarlos a través de este mortífero territorio.
La realidad es que, a pesar de los riesgos mortales, el flujo migratorio continúa en aumento, y el gobierno panameño se prepara para una nueva ola de migrantes. Muchos de estos valientes individuos arriesgan sus vidas, incluso llevando a niños en brazos, en busca de una esperanza en tierras lejanas.
Récord de migrantes
Si analizamos las cifras, en 2022, alrededor de 227 mil personas cruzaron el territorio panameño en busca de un futuro mejor.
En julio de 2023, este número se incrementó a 248 mil migrantes. Esto sugiere que, posiblemente, a finales de 2023, cerca de 400 mil migrantes habrán atravesado el peligroso Darién, marcando un récord histórico.
En su mayoría, los migrantes son de origen venezolano, aunque también incluyen ecuatorianos, haitianos y chinos. Esta avalancha humana llevó al gobierno panameño a establecer diversos albergues en todo el país, en colaboración con organismos internacionales. Incluso el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) colabora con centenares de sepulturas para migrantes en un cementerio cercano a la selva, en un acto de solidaridad ante la tragedia.
Sin embargo, una vez que los migrantes logran superar el Darién, enfrentan un nuevo desafío.
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La frontera de Estados Unidos
Las boyas naranja, diseñadas para evitar que los migrantes se ayuden a cruzar, se extienden a lo largo de 300 metros y presentan discos metálicos dentados a ambos lados. En agosto de 2023, se encontraron los cuerpos de dos personas en este sector, resaltando aún más los riesgos que enfrentan.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos demandó a Texas para que retire las boyas. Las considera un problema humanitario y también diplomático, porque va en contra de tratados fronterizos con México.De hecho, Texas debió reacomodarlas, porque invadían el lado mexicano. El caso ya es revisado por un tribunal federal.
Pero las dificultades no terminan allí. Las medidas implementadas por el gobierno estadounidense incluyen la expulsión con una prohibición de reingreso por 5 años y la posibilidad de enfrentar un proceso judicial, además de las deportaciones, que ya superan las 145,000 personas desde mayo. Además, los migrantes deben hacer su solicitud a través de una aplicación, lo que agrega complejidad al proceso.
Estados Unidos no puede atender solo la extraordinaria ola migratoria actual, por lo que los países americanos deben abordar en conjunto esta “tragedia humana”, “nos enfrentamos a niveles sin precedentes de migración irregular y desplazamiento en el continente”, dijo la subsecretaria adjunta principal de la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado estadounidense, Marta Youth.
Soluciones
Ante este panorama abrumador, delegados de 23 países firmaron un comunicado el 23 de agosto en Panamá, reconociendo la necesidad de acciones coordinadas para prevenir la migración irregular y perseguir a los traficantes de personas. La crisis migratoria requiere una respuesta conjunta de todas las naciones involucradas.
Por otro lado, lanzaron la iniciativa movilidad segura, esto para la expansión de rutas legales hacia los Estados Unidos para personas refugiadas y migrantes en Suramérica y Centroamérica.
Las oficinas para realizar estos trámites están en Guatemala, Costa Rica y Colombia; los trámites bajo estas instituciones buscan como primer objetivo la legalidad del proceso rumbo a los Estados Unidos, además de la protección de los migrantes ante quienes buscan estafarlos.
En palabras de una enviada de Washington, “Este es un desafío que un solo país no puede afrontar solo. La única manera de enfrentarlo es una manera colaborativa” entre todos los países americanos. Mientras tanto, miles de personas continúan avanzando, sorteando peligros y desafíos, impulsadas por la esperanza de encontrar una vida mejor detrás de cada barrera.