Washington. El secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, expresó este martes su preocupación por los presos en Nicaragua e instó a la comunidad internacional a “aumentar la presión” para poner fin al “sistema de represión y tortura”.
“Los presos políticos no tienen suficiente acceso a la luz solar. No tienen acceso a material de lectura alguno, ni a elementos de escritura. No reciben correspondencia. No reciben atención médica adecuada, a veces no la reciben en absoluto. Y la alimentación es insuficiente, con lo cual todos han experimentado una pérdida de peso que pone en riesgo su salud”, enumera Almagro en un comunicado.
Los organismos de derechos humanos estiman que al menos 170 opositores están detenidos desde las protestas antigubernamentales de 2018, entre ellos siete potenciales rivales electorales de Daniel Ortega, quien ganó las presidenciales de noviembre para un cuarto mandato consecutivo.
El secretario general afirma haberse reunido recientemente con la activista de derechos humanos nicaragüense Berta Valle, para hablar del “abuso y el sufrimiento que viven los presos políticos” en Nicaragua, incluido su marido, Félix Maradiaga.
En el caso de Maradiaga, “su esposa tiene constancia de malos tratos recibidos, lo cual ha contribuido al deterioro de su condición física y psíquica”, denuncia Almagro.
Ante esta situación exhorta a la comunidad internacional “a aumentar la presión diplomática sobre el régimen de Managua y multiplicar las muestras de solidaridad con los presos políticos y sus familias”.
Almagro afirma que el gobierno nicaragüense “debe desmantelar este verdadero sistema de represión y tortura” y considera que las “violaciones de los derechos humanos ameritan la intervención de la justicia internacional a efectos de poder llevar adelante una investigación competente, dirimir responsabilidades y administrar reparaciones”.
Los presos políticos han recibido condenas “de 8 a 13 años de reclusión, todas arbitrarias e injustas” por ejercer “su derecho a la protesta” o a “participar en política, es decir, a elegir y ser elegidos”, se indigna Almagro, quien asegura que no se les permite recibir visitas con la frecuencia que marcan los estándares internacionales. Maradiaga solo ha tenido una en 55 días, según él.
Nicaragua solicitó en noviembre salirse de la OEA, después de que la Asamblea General de la organización considerara ilegítimas las elecciones. El proceso dura dos años, plazo durante el cual Nicaragua debe cumplir con sus obligaciones.
Arturo MacFields, quien era el embajador nicaragüense ante la OEA, denunció en marzo que su país era una “dictadura”, tras lo cual fue destituido.