Ciudad de Panamá. El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, anunció este jueves un toque de queda nocturno para menores de edad en la provincia caribeña de Bocas del Toro, una famosa zona turística, para combatir a las pandillas que “trabajan para el Cartel del Golfo o el Tren de Aragua”.
“El índice de delincuencia en Bocas del Toro es altísimo. Es una de las provincias que encabeza las estadísticas en materia de delincuencia, asesinatos y tráfico de drogas”, declaró Mulino en su rueda de prensa semanal.
El mandatario adelantó que la próxima semana solicitará a las autoridades locales de Bocas del Toro, provincia fronteriza con Costa Rica, que decreten el toque de queda nocturno para los menores de edad.
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Esta medida se suma a los toques de queda para menores vigentes en la provincia caribeña de Colón y en el populoso distrito de San Miguelito, contiguo a la capital.
Bocas del Toro, situada a más de 550 kilómetros por carretera de Ciudad de Panamá, está compuesta por islas paradisíacas y territorio continental, y es frecuentada por numerosos turistas extranjeros. Sin embargo, las autoridades panameñas temen que sea un refugio para prófugos de la justicia de otros países.
Mulino indicó que esta medida busca contrarrestar el poder de las pandillas, responsables de la mayor parte de los homicidios, el tráfico de drogas y el blanqueo de capitales en el país. “Las pandillas panameñas hoy trabajan para el Cartel del Golfo o el Tren de Aragua”, organizaciones criminales originarias de México y Venezuela, respectivamente, añadió Mulino.
“Si veo que no hay colaboración o que (los toques de queda) no están funcionando como se debe, subiré el volumen y aplicaremos acciones más fuertes”, advirtió el mandatario.
En las últimas semanas, las autoridades panameñas detuvieron a decenas de personas, entre ellas policías y el hijo de un diputado, por su presunta vinculación con pandillas o el tráfico de drogas.
En 2023, Panamá decomisó 119 toneladas de drogas, una cantidad inferior al récord de 138 toneladas incautadas en 2022. Panamá es un punto clave de tránsito para la cocaína que proviene de Sudamérica, principalmente de Colombia, y que se envía a Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de esta droga, o a Europa a través de los puertos del Caribe.