París. La inseguridad alimentaria empeoró en el mundo en 2023 y cerca de 282 millones de personas necesitaron ayuda de emergencia a causa de los conflictos, especialmente en Gaza y Sudán, así como por episodios climáticos extremos y crisis económicas, según un informe divulgado el miércoles.
El número de personas en situación crítica aumentó en 24 millones respecto a 2022, según este informe elaborado conjuntamente por 16 agencias de las Naciones Unidas (ONU), y organizaciones humanitarias.
Situación preocupante en Haití
En América Latina destaca el caso de Haití, donde la violencia y la inestabilidad política provoca que 1,8 millones de personas se encuentren en una situación de extrema vulnerabilidad alimentaria, es decir 200.000 más que en 2022.
Globalmente es el quinto año consecutivo en el que el número de personas en estado de inseguridad alimentaria aguda aumenta en el mundo.
Unas 700.000 personas se encontraban al borde de la hambruna en 2023, de las cuales 600.000 en Gaza. Una cifra que aumentó en ese territorio palestino en los últimos meses a causa de la guerra entre Hamás e Israel.
Peor es la situación en Sudán, protagonista de la peor crisis de refugiados a nivel mundial y en guerra desde hace un año, y donde otros 8.6 millones de personas se añadieron a la lista de afectados por la inseguridad alimentaria (20.3 millones en total en el país).
“Hay un claro deterioro en el contexto de crisis alimentarias clave como Sudán y la Franja de Gaza”, explicó a esta agencia Fleur Wouterse, directora adjunta de la oficina de urgencia y resiliencia de la agencia de Naciones Unidas para la agricultura (FAO).
Desde el lanzamiento del informe en 2016 por parte de la Red Mundial contra las Crisis Alimentarias, una alianza que reúne a organizaciones de la ONU, Unión Europea, Estados Unidos y otras organizaciones humanitarias, “el número de personas en situación de inseguridad alimentaria aumentó de 108 millones a 282 millones, mientras que la prevalencia (la proporción de la población afectada dentro de las áreas concernidas) aumentó del 11% al 22%”, señala Fleur Wouterse.
Y la crisis alimentaria persistió desde entonces en Afganistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, Nigeria, Siria y Yemen, destaca.
La vulnerabilidad de los refugiados
En América Latina, la llegada constante de migrantes y refugiados a Colombia, Perú y Ecuador constituye una fuente de preocupación, además del impacto del fenómeno climático El Niño.
En Colombia, por ejemplo, mientras que solamente el 3% de la población autóctona se enfrentó a una situación alimentaria severa (1.6 millones de personas), el 62% de los migrantes y refugiados (2.9 millones) se encontraba en esa situación de vulnerabilidad.
Venezuela también es uno de los países “que fue identificado como preocupante en todas las ediciones” de este informe, recuerdan los autores.
A pesar de que la producción de cereales aumentó, la inflación fue el gran problema del país caribeño, donde "el precio de la cesta básica siguió siendo cuatro veces más alta que el salario mensual".
"En un mundo de abundancia, los niños mueren de hambre. Las guerras, el caos climático y la crisis del costo de vida, combinados con una acción inadecuada, resultan en cerca de 300 millones de personas enfrentando una crisis alimentaria aguda en 2023", lamenta el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, en el prólogo del informe.
“Los gobiernos deben fortalecer los recursos disponibles para el desarrollo sostenible”, insta. Especialmente porque los costos de distribución de la ayuda aumentaron.
"La crisis alimentaria mundial es fundamentalmente una crisis moral", reaccionó la organización Oxfam mediante un comunicado.
Para 2024, el desarrollo “dependerá del cese de las hostilidades”, señala Fleur Wouterse. “Tan pronto como los accesos humanitarios” a Gaza y Sudán sean posibles, por ejemplo, la ayuda podría “mitigar rápidamente” la crisis alimentaria, dice.