Pekín. China impuso este lunes nuevos aranceles a 128 productos estadounidenses de un valor de 3.000 millones de dólares, en respuesta a las tasas instauradas por Washington sobre las importaciones de acero y aluminio, según la agencia de noticias oficial Xinhua.
La decisión china, tomada por la comisión gubernamental encargada de los aranceles aduaneros, afecta a productos diversos como las frutas, la carne de cerdo y los residuos de aluminio, indicó el medio de comunicación estatal.
El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció el 22 de marzo que Estados Unidos impondría nuevos aranceles a una serie de productos chinos por valor de $60.000 millones, haciendo temer una guerra comercial entre los dos gigantes económicos mundiales.
Un día después, Pekín anunció su intención de aplicar aranceles del 15% y el 25% sobre una lista de productos estadounidenses si no alcanzaba un acuerdo con Washington.
China había instado a Estados Unidos a poner fin a su intimidación económica, pero hasta el momento había procurado no atacar productos agrícolas importantes como la soja, ni compañías industriales de peso como el gigante Boeing, unos ámbitos que podrían verse afectados ahora por nuevos aranceles, considera el diario oficial Global Times.
La semana pasada, el periódico nacionalista escribió en un editorial que China casi había terminado su lista de tasas de retorsión sobre productos estadounidenses.
"La lista afectará a importantes importaciones chinas procedentes de Estados Unidos", anunciaba el periódico.
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Esta decisión será un duro golpe para Washington que agita de manera agresiva el palo de la guerra comercial, y Estados Unidos va a pagar un alto precio por su política comercial radical hacia China, aseguró el Global Times.
Trump quiere reducir el importante déficit comercial de Estados Unidos respecto a China, de unos $375.200 millones en el 2017, según las aduanas chinas.
El mandatario acusa además a Pekín de beneficiarse del sistema de coempresas impuesto a las compañías extranjeras que se instalan en China para robar las innovaciones tecnológicas estadounidenses.