El deterioro social y económico de Venezuela alcanza su punto más turbio. La crisis que empezó en el 2014 con la falta de algunos bienes esenciales y la carencia de medicinas se encamina a ritmo galopante hacia el recrudecimiento con el plan que adoptó la semana pasada el presidente Nicolás Maduro y que alienta el reciente éxodo de venezolanos, el mayor registrado en los últimos tiempos en el continente americano.
El programa de reformas es la respuesta del gobierno en un intento por frenar la hiperinflación. Incluye medidas como la eliminación de cinco ceros en los bolívares, el aumento del impuesto sobre el valor agregado (IVA), el alza del transporte público y de la gasolina, el incremento de los controles de precios en los comercios y la devaluación de un 96% de la moneda anclada a una criptomoneda creada por el gobierno.
No obstante, las medidas provocaron confusión y temor entre los ciudadanos, quienes ya de por sí asumen en el día a día las secuelas de vivir en un país con una inflación de un 1.000.000% proyectada por el Fondo Monetario Internacional y salarios equivalentes a $30.
Sumado a esto, los efectos del nuevo plan golpearon la calidad de vida en Venezuela. Ahora los billetes nuevos y antiguos escasean y abundan las largas filas en las afueras de los bancos. Un ciudadano solo puede retirar del banco 10.000 bolívares fuertes al día; es decir, 0,1 bolívares soberanos (la nueva expresión de la moneda local).
También, alimentos básicos como carne, harina de maíz, pollo y huevos desaparecieron de los supermercados y muchos comercios permanecen cerrados.
El coctel que se manifiesta en un descontento generalizado profundizó la crisis migratoria y millares de venezolanos van cruzando los puestos fronterizos a pie o en autobús, cargando pocas cosas personales. Asimismo, pone contra las cuerdas a los gobiernos de América Latina que temen el desborde en sus servicios de atención y un incremento de brotes de xenofobia.
Un desafío para la región
Venezuela, que se había caracterizado por ser un país destino, empezó desde el 2010 a convertirse en un territorio expulsor de población. A partir del 2010, el flujo de venezolanos aumentó hacia Estados Unidos, Colombia y Perú. Según los datos de la ONU, 2,3 millones de venezolanos (7,5% de la población de 30,6 millones) han abandonado el país desde el 2014, de los cuales 1,6 millones salió a partir del 2015.
Sin embargo, la incertidumbre que reina en el país disparó la diáspora a Colombia, Ecuador, Brasil y Perú, cuyos gobiernos debieron improvisar controles migratorios.
Inicialmente, Perú y Ecuador impusieron como requisito el ingreso con pasaporte, un documento difícil de conseguir actualmente en el país caribeño. No obstante, un juez ecuatoriano congeló la exigencia durante 45 días y el gobierno de Lenín Moreno optó por abrir un corredor humanitario. Por su parte, Perú flexibilizó la entrada de los venezolanos y permitió el ingreso a las personas que solicitaran refugio.
El caso de Brasil ha sido más complicado, ya que se han reportado brotes de xenofobia. El gobierno de Michel Temer ordenó el despliegue de las Fuerzas Armadas en el estado fronterizo de Roraima como parte de las iniciativas de seguridad. Hasta el momento, ha sido el único país suramericano que ha tomado medidas de índole militar para enfrentar la crisis.
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Más de un millón de venezolanos han ingresado a Colombia en el último año y medio, cerca de 400.000 a Perú y unas 300.000 a Chile. Mientras que este año entraron a Ecuador 600.000 personas provenientes de la nación petrolera y unas 100.000 viven en Argentina.
Gobierno niega crisis humaniaria
Pese a la magnitud del éxodo, el gobierno de Nicolás Maduro rechaza que haya una crisis humanitaria y califica la información como fake news (noticia falsa).
El hecho de que haya “venezolanos que se hayan ido a otros países, ha sido usado de manera bárbara, criminal y xenófoba por gobiernos xenofóbicos y racistas”, aseveró este miércoles el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, quien evaluó como fake news la información que habla de una “crisis humanitaria”.
En tanto, el mandatario Nicolás Maduro hizo su primera declaración sobre el tema este martes, en la que el gobernante invitó a los venezolanos a dejar el “esclavismo” y regresar al país.
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“Dejen de lavar pocetas (retretes) en el exterior y vengan a vivir la patria”, dijo Maduro.
Reuniones para evaluar situación
Para intentar hallar una solución a la crisis, las autoridades de Ecuador convocaron a una reunión regional los próximos lunes y martes, mientras que Bogotá y Lima decidieron compartir una base de datos de migrantes. Perú declaró emergencia sanitaria en su frontera con Ecuador.
También el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) convocó a una sesión extraordinaria que se llevará a cabo el 5 de setiembre en la sede del organismo, en Washington.