La Meca, Arabia Saudita
La caída de una grúa que mató a 107 personas en la Gran Mezquita de la Meca pone en evidencia los riesgos de la desenfrenada expansión del principal lugar santo del islam, que atrae a millones de fieles.
La Gran Mezquita está en obras desde hace décadas porque cada nuevo rey saudí quiera dejar su marca en el lugar más sagrado del islam, con obras de ampliación cada vez más gigantescas.
Las obras actuales, lanzadas hace cuatro años por el difunto rey Abdalá, tienen el objetivo de ampliar la superficie de la Gran Mezquita en 400.000 metros cuadrados para que pueda albergar hasta 2,2 millones de peregrinos.
Este proyecto seguirá adelante a pesar del accidente del viernes, que también dejó más de 200 heridos a pocos días del Hajj, la peregrinación anual a La Meca, un periodo de gran afluencia.
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Este domingo, el gobernador de La Meca, el príncipe Jaled al Faisal, presentó al ministro del Interior, el príncipe Mohamed ben Nayef, los resultados de la investigación ordenada por el rey Salmán.
La agencia de prensa oficial SPA no indicó el contenido del informe pero según los testigos en el momento del accidente había un fuerte viento en la zona.
En todo caso las obras seguirán en esta amplia zona rodeada de grúas. Las autoridades no quieren interrumpir el ritual del Hajj ni el del Umrah, la llamada pequeña peregrinación que tiene lugar todo el año.
Aunque las autoridades consideran estas obras necesarias frente al aumento continuo del número peregrinos, algunos critican la transformación de este lugar santo en un "Manhattan" saudí.
"La Meca no es un lugar ordinario", asegura Irfan al Alawi, uno de los impulsores de la Fundación para la Investigación del Patrimonio, con sede en La Meca, y considera que las autoridades no han tomado en cuenta el peligro que representan las grúas.
"No se preocupan del patrimonio y no les importa la salud y de la seguridad", asegura.
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Por su parte un ingeniero que trabaja en las obras de ampliación que no quiso identificarse rechaza las acusaciones de negligencia. Asegura que la grúa se instaló "de manera profesional" hace tres o cuatro años y que el accidente fue provocado "por la voluntad de Dios".
La obra más impresionante del desarrollo actual de La Meca es un reloj gigante con cuatro esferas de 46 metros de diámetro cada una, fabricadas con materiales de alta tecnología y cubiertas de oro.
La torre donde está situado el reloj mide 601 metros, lo que la convierte en el tercer edificio más alto del mundo, y está rodeada de otras seis torres que tienen entre otros un hotel de lujo y un gran centro comercial.