Río de Janeiro
Unos 5.000 militares y policías brasileños realizaron este sábado una operación sorpresa en varias favelas de Río de Janeiro contra bandas especializadas en robos de camiones de carga, que dejó al menos dos muertos y casi una veintena de detenidos.
Apoyados por helicópteros y decenas de blindados, 3.600 militares y más de 1.300 policías de diversos cuerpos participaron en la operación, que empezó hacia las 4 a. m. (hora local), en cuatro favelas de la conflictiva zona norte y en una del oeste de la ciudad.
La operación busca a 40 responsables de robos de camiones de carga, un flagelo más de este estado al borde de la bancarrota, azotado por la corrupción, las guerras entre bandas de narcotraficantes y las ejecuciones perpetradas por milicias parapoliciales.
El secretario de Seguridad de Rio, Roberto Sá, indicó que "dos criminales murieron en enfrentamientos" en los morros de Lins y de Sao Joao, ambos de la zona norte.
Hubo además 18 detenidos, 15 de ellos de la lista de buscados, y otros tres "en flagrante delito", precisó Sá en una conferencia de prensa.
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Decenas de uniformados en ropa de camuflaje estaban apostados en los alrededores de la comunidad de Lins, con sus armas listas para disparar, en tanto que carros blindados y dos jeeps bloqueaban el acceso al lugar, comprobó la AFP.
Todas las personas que salían del lugar eran sometidas a controles de identidad, cacheos de armas y revisiones de paquetes.
Los residentes contaron que fueron despertados por la irrupción de las tropas.
"Hay un ambiente de tensión y miedo. Casi nadie consigue ir a trabajar", dijo Vanuza Barroso da Silva, de 23 años, que se dirigía a su trabajo en un supermercado.
Los militares se ocupan principalmente de controlar el perímetro" para brindar seguridad a las pesquisas policiales en las tortuosas calles de las favelas, indicó el secretario Sá.
Las aprensiones de material fueron de poca monta –tres pistolas, dos granadas y 16 vehículos– en comparación con el armamento pesado usado por las bandas que controlan vastos espacios y el tráfico de drogas en la ciudad.
Eso se debe, según Sá, a que "la lógica de los criminales cambió" y ahora estos buscan "poner a buen resguardo sus armas".
El retiro de las tropas "se definirá durante el día". El ministro de Defensa, Raul Jungmann, había dicho previamente a TV Globo que la presencia de la tropa podría prolongarse durante el fin de semana.
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Las autoridades publicaron en internet las fotos de 15 de las personas buscadas en la favela de Lins, ofreciendo 1.000 reales (unos 320 dólares) de recompensa por su captura.
El anuncio solicita "informaciones sobre escondites de armas, localización de bandidos, cargas robadas, puntos de venta de droga y vehículos robados" y promete el anonimato para los denunciantes.
El presidente brasileño, Michel Temer, ordenó el 26 de julio el envío de 8.500 militares a Río de Janeiro, para integrar una fuerza de 10.000 hombres, con la misión de contener la ola de inseguridad.
La Secretaría de Seguridad de Río precisó que la acción de este sábado marca la "segunda fase" de esa operación, bautizada 'Seguridad y Paz', que debe prolongarse hasta fines de 2018 y basarse en acciones de inteligencia y acciones sorpresa.
Esa estrategia contrasta con la utilizada hasta ahora, de ocupación temporaria del territorio, que vuelve a ser controlado por las facciones criminales apenas se retiran las tropas.
El operativo se produce exactamente un año después de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Rio, durante los cuales decenas de miles de militares garantizaron la seguridad de la ciudad.
El primer semestre de este año fue el más violento en Rio desde 2009, con 3.457 muertes violentas, un 15% más que en el mismo periodo del 2016, según datos del Instituto de Seguridad Pública (ISP), un organismo oficial. La zona con más casos (23%) es la Baixada Fluminense, en la zona metropolitana de Río.
En lo que va del año, 93 policías fueron abatidos, en enfrentamientos o fuera de servicio. El último caso se produjo la madrugada del sábado, cuando un sargento de la Policía Militar (PM, un cuerpo bajo la autoridad de cada estado) fue baleado en su vehículo, de acuerdo con un informe policial citado por la prensa.
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Los robos de camiones de carga son otro de los flagelos que azotan a la región.
Según la Federación de Industrias del Estado de Río de Janeiro, el año pasado hubo 10.000 casos denunciados, principalmente en las carreteras de acceso a la ciudad, con pérdidas multimillonarias.