Alepo, Siria
La calma reinaba este jueves en la ciudad siria de Alepo tras la entrada en vigor de una tregua acordada por Estados Unidos y Rusia, y aceptada por el régimen sirio y los rebeldes para poner fin a los combates que dejaron más de 280 muertos.
Desde que este jueves entró en vigor esta tregua, en principio de 48 horas, no ha habido nuevos bombardeos en Alepo (norte de Siria), segunda ciudad del país, dividida en dos desde 2012.
Muchos comerciantes volvieron a abrir sus tiendas tras haberlas tenido que cerrar durante varios días a causa de los bombardeos. También abrió el mercado de frutas y verduras, donde el 24 de abril murieron 12 personas por un bombardeo.
Los habitantes se animaron además a salir a la calle y volver a sus trabajos, constató la AFP.
El director del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), Rami Abdel Rahman, confirmó la ausencia de bombardeos, aunque anunció la muerte de un civil pocos minutos después de su entrada en vigor en un ataque en los barrios del oeste, controlados por el régimen.
El régimen sirio y los rebeldes aceptaron el cese temporal de las hostilidades. "Somos favorables a cualquier iniciativa que alivie el sufrimiento de los civiles y no haga correr más sangre", dijo Ahmad Sanada, un líder del poderoso grupo rebelde de inspiración salafista Jaish al Islam en Alepo.
Sin embargo lamentó que "el régimen, cinco años después de la revolución, no logre respetar ninguna tregua o cese el fuego".
Estados Unidos y Rusia anunciaron el miércoles esta nueva tregua en Alepo después que saltara en pedazos otra acordada el 27 de febrero.
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El secretario de Estado estadounidense John Kerry se felicitó por la estrecha coordinación con Rusia para supervisar la tregua y urgió a todas las partes a respetar la nueva tregua en Alepo y todo el país.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió el miércoles en Nueva York para hablar sobre Alepo y sus responsables denunciaron "crímenes de guerra" cometidos en la ciudad.
Alepo es una de las localidades más disputadas en el conflicto sirio, que comenzó en 2011 con la brutal represión de manifestaciones que exigían reformas democráticas.
Este conflicto ha dejado más de 270.000 muertos, ha provocado el exilio masivo de más de la mitad de la población y una grave crisis humanitaria.
La tregua del 27 de febrero estaba vigente en todo el país, excluidos los sectores controlados por los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) y del Frente al-Nosra, el brazo sirio de al-Qaeda.
La ayuda humanitaria ya no llega a los barrios rebeldes de Alepo, denunció la ONU, que acusa al régimen de Bashar al-Asad de no dejar entrar a los convoyes de ayuda.
"Matan a los médicos y a las enfermeras y la sangre de la población se sigue derramando", lamentó el presidente del grupo de trabajo de la ONU sobre ayuda humanitaria, Jan Egeland.
Al menos 400.000 personas podrían huir hacia Turquía, según el emisario especial de la ONU para Siria , Staffan de Mistura, que intenta reanudar las negociaciones de paz indirectas en Ginebra entre el gobierno sirio y la oposición.
Por otra parte, en la provincia de Homs (centro), al menos diez civiles murieron y 40 resultaron heridos el jueves en un doble atentado, ocurrido después de que el EI se apoderara del yacimiento de gas de Shaer, cerca de esta localidad, tras otro ataque que causó 16 muertos en las filas del régimen.