Kuçovë. Decenas de vetustos cazas MiG de fabricación soviética y china se oxidan en una antigua base militar comunista en una ciudad albanesa llamada de antaño Stalin. Ahora, el lugar se convertirá en una base aérea de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
La caída del régimen comunista albanés en 1990 tras cuatro décadas de dictadura hizo que Ciudad Stalin recuperara su nombre original, Kuçovë. Desde entonces, esta pequeña nación balcánica ha virado hacia Occidente, uniéndose a la OTAN en el 2009, y aspira a integrarse a la Unión Europea.
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En enero, la alianza transatlántica empezó a modernizar las instalaciones de Kuçovë en el centro de Albania en una base operativa táctica en los Balcanes, región en la que Rusia busca expandir su influencia. El temor a una desestabilización en esta volátil región incrementó tras la invasión rusa de Ucrania.
“La construcción de esta base es un mensaje claro a otros actores con malas intenciones en la región de los Balcanes Occidentales”, dijo el ministro albanés de Defensa, Niko Peleshi. La OTAN ha comprometido ya $55 millones a la renovación de la base aérea decidida en el 2018. La nueva debería estar operativa a finales del 2023.
“El cambio en el ambiente de seguridad global ha creado ahora un nuevo ímpetu para la conclusión del plan de renovación”, afirmó un oficial de la OTAN en Bruselas. Esto dará a la “alianza una importante infraestructura estratégica en el oeste de los Balcanes, a corta distancia del Mediterráneo, Oriente Medio y el mar Negro”, señaló este responsable que solicitó el anonimato.
El subcomandante de la base, el comandante Leandro Syka, estimó que va a generar un “impacto social y económico muy positivo para todas las comunidades” de esta región pobre. “Antaño en Oriente, ahora estamos en nuestro lugar, junto a Occidente, lo que es un buen paso adelante para todos”, dijo Seit Putro, que ha trabajado durante más de 30 años en el departamento financiero de la instalación.
Testigos de tiempos turbulentos
El recinto de 350 hectáreas, que también incluye túneles subterráneos, se someterá a una renovación de su pista de dos kilómetros, la modernización de la torre de control y la construcción de nuevas unidades de almacenamiento.
Mientras, decenas de cazas deteriorados con neumáticos desinflados, alas oxidadas y una espesa capa de polvo languidecen bajo el sol primaveral en un valle rodeado por cumbres nevadas. El cementerio de aeronaves está compuesto por cazas MiG, así como Antonovs y Yak-18 soviéticos.
Los aviones son testigos de la turbulenta diplomacia del paranoico dictador Enver Hoxha, que terminó enfrentado a todo el mundo. Occidente, por supuesto, pero también a la antigua Yugoslavia, la Unión Soviética y China, comunistas como él. Los primeros MiG-15 llegaron de la Unión Soviética en 1955 tras haber servido en la guerra de Corea a principios de los 1950.
Después, con la ruptura de relaciones con Moscú, Albania recibió cazas construidos en China hasta 1978, cuando también cortó lazos con Pekín. Al final de la Guerra Fría, la base disponía de 200 aviones y 40 helicópteros, que cayeron en desuso al estar obsoletos y causar la muerte de 35 pilotos albaneses durante ejercicios dentro del país.
Kuçovë acogerá aviación militar puntera
El antiguo piloto Niazi Nelaj recuerda bien su primer vuelo a bordo de un MiG-15, el número 672, con marcas de balas de sus combates en lejanos países asiáticos. Para el aviador, el giro del régimen comunista hacia el Este fue solo un “accidente de la historia”.
“La alianza natural de Albania ha sido siempre y siempre será hacia Occidente”, afirma el jubilado de 85 años. La base todavía dispone de 75 aviones averiados, dice el comandante Arqile Olldashi. Estos incluyen los modelos MiG-15, MiG-17, MiG-19 y MiG-21.
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Su preferido, en el pasado, era el MiG-19. Ahora desea volver a surcar los cielos pero, esta vez, a bordo de cazas americanos, F-16 o F-18. De acuerdo con la OTAN, la base aérea de Kuçovë acogerá aviación militar puntera, aunque no permanentemente, y será usada para el repostaje y el almacenamiento de munición.
Esta expansión de la alianza transatlántica hacia el centro y el este de Europa desagrada profundamente a Moscú. En los Balcanes, tradicionalmente entre Oriente y Occidente, Croacia, Montenegro y Macedonia del Norte también se sumaron a la organización. Mientras, el destino de los cazas abandonados en Kuçovë sigue siendo incierto. Las autoridades todavía deben decidir si los subastan, los ponen en un museo o los desguazan.