Tokio y Beirut. AP y AFP. Desde el primer ministro hasta la gente de a pie, los japoneses respondieron ayer con conmoción al video que muestra el asesinato de uno de los dos rehenes en manos del grupo extremista Estado Islámico (EI).
Con la atención nacional centrada en los esfuerzos para salvar al otro cautivo, el periodista de 47 años Kenji Goto, algunos criticaron la apuesta del primer ministro, Shinzo Abe, para un Japón más contundente como la responsable de la crisis de rehenes.
“Siento que los actos superficiales y erróneos de Abe han desencadenado esta petición de un rescate”, dijo Toshiko Okada, exadministrador de una escuela de inglés, sorprendido por la noticia y que rezaba por los cautivos. “Quizás debería atender a los problemas del país”.
Un sombrío Abe apareció en la cadena pública japonesa NHK a primera hora del domingo pidiendo al EI la liberación de Goto. Dijo que el último video era auténtico, y [[BEGIN:INLINEREF LNCVID20150125_0001]]ofreció sus condolencias[[END:INLINEREF]] a la familia y amigos de Haruna Yukawa , un aventurero de 42 años quien fue capturado el año pasado en Siria.
Declinó comentar el mensaje incluido en la grabación, en el que se pedía un intercambio de prisioneros a cambio de Goto.
Solo manifestó que el Gobierno seguía trabajando en el tema, y reiteró que Japón condena el terrorismo.
“Me he quedado sin palabras”, dijo, subrayando que quiere que Goto quede en libertad ileso. “Condenamos total y de forma contundente estos actos”.
El mismo domingo, el Estado Islámico reivindicó la muerte del cautivo y reclamó la liberación de una yihadista a cambio de soltar al segundo japonés.
La breve información difundida por la radio del EI retomó una exigencia formulada en el video publicado el sábado: la liberación de Sajida al Rishawi, suicida iraquí condenada a muerte y presa en Jordania.
El padre de Yukawa, Shoichi, declaró que “en el fondo del corazón” esperaba que la noticia del asesinato de su hijo no fuese verdadera.
“Si me reúno con él, solo quiero abrazarlo”, dijo.
La madre de Goto, Junko Ishido, declaró en entrevista a la emisora pública japonesa NHK que en el mensaje su hijo “parecía hablar seriamente sobre su situación”.
“Estoy petrificada”, agregó Ishido. “Él tiene hijos. Rezo por su pronto regreso, es todo lo que quiero”.