Ereván, Armenia. Armenia y Azerbaiyán se hallaban este domingo al borde de la guerra tras estallar violentos combates que dejaron al menos 24 muertos en la región separatista de Nagorno Karabaj, apoyada por Armenia, una escalada que suscitó llamados internacionales al cese de hostilidades.
En Rusia, que libra armas a ambos países y se erige en árbitro regional, el presidente Vladimir Putin llamó al cese de los enfrentamientos, los peores en esta zona disputada desde el 2016, cuando murieron 110 personas.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, insistió igualmente a “cesar de inmediato los combates y a regresar cuanto antes a negociaciones significativas”.
Guterres tiene intención de reunirse con el presidente azerbaiyano, Ilham Aliev, y el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan.
Estados Unidos reaccionó poco después y pidió a ambas partes “cesar inmediatamente las hostilidades”.
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Los beligerantes se culpan mutuamente de iniciar los combates. Pashinyan acusó a su enemigo histórico de haber “declarado la guerra al pueblo armenio” atacando Nagorno Karabaj, región separatista en Azerbaiyán de mayoría armenia, sobre la que Bakú no tiene el control desde la caída de la URSS.
Aliev denunció por su parte una “agresión” armenia y prometió “vencer” a Ereván.
Los dos bandos intercambian desde por la mañana disparos de artillería, desplegaron blindados y Azerbaiyán realizó bombardeos aéreos.
Las autoridades de Karabaj reconocieron que habían perdido 17 soldados, y que más de un centenar resultaron heridos. Igualmente murieron dos civiles.
Bakú no publicó el balance de sus bajas militares, pero dio cuenta de la muerte de una familia azerí de cinco miembros.
Tensiones regionales
El ministro de Defensa de Azerbaiyán aseguró que había conquistado una media docena de pueblos bajo control armenio, unas informaciones desmentidas por Ereván. Bakú reivindicó igualmente la toma de control de una montaña estratégica.
El presidente de la república autoproclamada de Karabaj, Arayik Harutyunyan, admitió en cambio que “se perdieron posiciones”.
El ministro armenio de Defensa indicó que “unos 200 militares azeríes han muerto”. Estas afirmaciones no pudieron ser verificadas por fuentes independientes.
Un conflicto mayor entre Armenia y Azerbaiyán podría generar la intervención de potencias rivales en la región del Cáucaso, como Rusia y Turquía. Los enfrentamientos alrededor de Nagorno Karabaj alimentan las tensiones regionales desde hace 30 años.
El primer ministro armenio denunció el domingo una “injerencia” turca en el conflicto, ya que el presidente Recep Tayyip Erdogan, aliado tradicional de Azerbaiyán, renovó su apoyo a Bakú ante “la agresión” de Armenia.
Los separatistas acusaron igualmente a Ankara de haber proporcionado armas y mercenarios.
Después de Moscú, Francia, mediador del conflicto con Rusia y Estados Unidos dentro del Grupo de Minsk, pidió el cese de las hostilidades, al igual que la UE y Alemania.
Ningún bando dio explicaciones detalladas sobre este repunte de la violencia. Cada uno afirmó que había replicado a las provocaciones del otro.
Ambos difundieron ademas imágenes de las destrucciones provocadas en el bando enemigo: tanques azeríes en llamas, bombardeos contra artefactos armenios...
Tanto Armenia como Azerbaiyán declararon la ley marcial. Ereván decretó incluso la movilización general. En Bakú, y en otras grandes ciudades, se impuso un toque de queda nocturno.
“Esperábamos que Azerbaiyán comenzara una guerra [...]Siempre hablaban de ello con su retórica bélica. Y nosotros nos reunimos aquí para ayudar, apoyar a nuestro ejército”, contó un voluntario, Grigor Barekian, de 29 años.
Un viejo conflicto
Las dos antiguas repúblicas soviéticas están en conflicto desde hace décadas por la región secesionista de Nagorno Karabaj, donde a principios de los años 1990 una guerra causó 30.000 muertos. Desde entonces Bakú quiere recuperar el control. Negociaciones de paz están en punto muerto desde hace años.
Separatistas y azeríes se enfrentan de forma recurrente, pero también lo hacen directamente Armenia y Azerbaiyán.
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Estos dos países ya se enfrentaron en su frontera norte el pasado mes de julio en los combates más graves desde el 2016 y que hicieron temer la desestabilización de la región.
Olesya Vartanyan, experta del International Crisis Group, sostuvo que esta nueva escalada se explica en especial por la ausencia de una mediación internacional activa.
“Desde la epidemia del coronavirus, el conflicto ha sido olvidado, y los diplomáticos ya no van ni a Bakú ni a Ereván, ni siquiera tras los enfrentamientos de julio” pasado, lamentó.
Azerbaiyán cuenta con inmensas reservas de petróleo, lo que le permite cuantiosos gastos militares.
Armenia, mucho más pobre, es un país más cercano a Rusia, que tiene ahí una base militar. Ereván pertenece a una alianza político militar dirigida por Moscú, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva.