Jerusalén. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, expresó en una entrevista televisada el domingo 11 de febrero que el ejército dará “un paso seguro para la población civil” antes de un esperado asalto en la sobrepoblada ciudad de Rafah, en el sur de Gaza, y rechazó los temores de una “catástrofe”.
A pesar de la alarma internacional por una potencial masacre en la ciudad, donde hay más de un millón de desplazados palestinos, Netanyahu afirmó en el programa This Week with George Stephanopoulos, de ABC News, que la ofensiva es clave para aplastar a Hamás.
“La victoria está al alcance. Vamos a hacerlo. Vamos a acabar con los batallones terroristas de Hamás que quedan y con Rafah, que es el último bastión”, afirmó en otras entrevistas dadas a conocer el pasado sábado 10 de febrero en la noche.
“Estamos trabajando en un plan detallado para hacerlo”, explicó el primer ministro de Israel, al añadir que no eran arrogantes al respecto.
Mencionó áreas del norte de Rafah que fueron despejadas y que podrían usarse como zonas seguras para los civiles.
Hamás advirtió sobre la posibilidad de “decenas de miles” de víctimas en Rafah, mientras que el responsable de política exterior de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, se unió a otras voces internacionales al afirmar que una ofensiva ahí “provocaría una catástrofe humanitaria indescriptible”.
Estados Unidos, principal respaldo israelí, señaló que no respalda una ofensiva terrestre en Rafah y advirtió que, de no estar planeada apropiadamente, una operación como esa corre el riesgo de ser un “desastre”.
El presidente estadounidense, Joe Biden, lanzó el pasado jueves 8 de febrero sus críticas más duras a Israel, al calificar de “exagerada” la respuesta israelí por el ataque de Hamás del 7 de octubre en su territorio, que resultó en la muerte de unas 1,160 personas, en su mayoría civiles, según un balance basado en datos oficiales israelíes.
Israel prometió “aniquilar” a Hamás y lanzó una incesante campaña de bombardeos y operaciones terrestres contra Gaza, donde murieron hasta ahora 28,064 personas, principalmente mujeres, niños y adolescentes, según el Ministerio de Salud del gobierno de Hamás.