Washington. El presidente estadounidense, Joe Biden, advirtió este sábado a su par Vladimir Putin sobre los “severos costos” que tendría para Rusia invadir Ucrania, durante una conversación telefónica y al cabo de una jornada de intensos esfuerzos diplomáticos que no consiguieron disminuir las tensiones en torno a esa exrepública soviética.
La Casa Blanca informó de que en esa conversación, Biden “dejó en claro que si Rusia emprende una invasión, Estados Unidos, junto con sus socios, responderá decisivamente e impondrá rápidos y severos costos a Rusia”.
Y “reiteró” que atacar a Ucrania “produciría un sufrimiento humano generalizado y disminuiría la posición de Rusia”.
Putin manifestó que la sospecha de un ataque contra Ucrania era una “especulación provocativa” y su asesor diplomático, Yury Ushakov denunció un “auge” de la “histeria” norteamericana.
Sin embargo, Ushakov aseguró que durante la conversación telefónica, que tardó cerca de una hora, ambos mandatarios “concordaron en mantener los contactos en todos los niveles” para desactivar la crisis.
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Putin mantuvo una charla previa con el presidente francés, Emmanuel Macron, quien le advirtió que “un diálogo sincero no es compatible con una escalada militar” en Ucrania, según informó la presidencia francesa.
Según el Kremlin, el gobernante ruso criticó en esa conversación las “entregas a gran escala de armamento moderno” a Ucrania y aseguró que estas crean “condiciones para posibles acciones agresivas de las fuerzas ucranianas” en el este del país, donde se encuentra una región controlada por separatistas prorrusos desde hace ocho años.
Entre tanto, en una llamada telefónica, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, aseveró a su homólogo ruso, Serguei Lavrov, el sábado que los canales diplomáticos permanecían “abiertos” para evitar un conflicto en Ucrania, pero que antes, Moscú debe proceder a una “desescalada”.
Una invasión de Ucrania “traería como resultado una respuesta transatlántica decidida, masiva y unida”, agregó Blinken.
Por su parte, Lavrov, acusó a Estados Unidos de querer provocar un conflicto en Ucrania con sus acusaciones sobre una inminente invasión rusa, a las que calificó de “propaganda”.
La posibilidad de una guerra llevó a numerosos países occidentales a recomendar a sus ciudadanos que salgan de Ucrania.
Canadá anunció el sábado el traslado de su embajada en Kiev a Lviv, cerca de la frontera con Polonia.
La propia Rusia admitió que está reduciendo su personal diplomático en Kiev, argumentando que se debe a las “provocaciones” ucranianas y de países occidentales.
Mantener la calma
El viernes, el consejero de la Casa Blanca para la Seguridad Nacional, Jake Sullivan, afirmó que la ofensiva rusa era una “posibilidad muy muy real”.
Los responsables estadounidenses no descartan que Rusia tome esta decisión incluso durante los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, que terminan el 20 de febrero.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, juzgó el sábado que las declaraciones de Estados Unidos eran demasiado alarmistas, aunque reconoció el riesgo de una invasión.
“Toda esta información está provocando pánico y no nos está ayudando”, indicó el líder ucraniano.
Miles de manifestantes protestaron en Kiev, diciendo que se negaban a ceder al pánico.
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“El pánico es inútil. Debemos unirnos y luchar por nuestra independencia”, aseguró la estudiante Maria Shcherbenko, con un cartel que decía: “Permanezco tranquila. Amo a Ucrania”.
La crisis surgió tras el despliegue de más de 100.000 militares rusos en la frontera con Ucrania hace varias semanas.
Moscú ha negado repetidamente que quiera atacar a la antigua república soviética, pero exige ciertas garantías en materia de seguridad, entre ellas que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no admita entre sus miembros a Ucrania, un punto inaceptable para Occidente.
Salir del país
Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido, Países Bajos, Canadá, Noruega, Australia, Japón e Israel pidieron a sus ciudadanos que salgan rápidamente de Ucrania.
La aerolínea de bandera neerlandesa KLM suspendió sus vuelos a Kiev, “hasta nuevo aviso”.
Rusia comenzó el sábado nuevas maniobras navales en el mar Negro para “defender la costa marítima de la península de Crimea”, anexada en 2014, de potenciales amenazas.
El Ministerio ruso de Defensa señaló que su Armada había echado a un submarino estadounidense de sus aguas en el océano Pacífico.
Rusia realiza estos días maniobras en Bielorrusia, en las fronteras de la Unión Europea y de Ucrania.
Para los países occidentales, todos estos ejercicios son particularmente preocupantes porque cercan militarmente a Ucrania.