Varsovia. El presidente de Estados Unidos se reunió el sábado en Varsovia con dos ministros ucranianos para demostrar su apoyo al país invadido por Rusia y puso en duda que Moscú hubiese limitado sus objetivos militares, después de un mes de encarnizados combates.
En su viaje a la capital polaca, Biden tachó a Putin de “carnicero”, tras reunirse con refugiados ucranianos en Varsovia. En ocasiones anteriores, lo había definido como un “criminal de guerra”. En la capital polaca recibieron al ministro ucraniano de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, y al de Defensa, Oleksiy Reznikov, en su primer encuentro con miembros del gobierno de Kiev desde el inicio de la invasión rusa el 24 de febrero.
En la conversación, se habló del “inquebrantable compromiso (de Estados Unidos) con la soberanía y la integridad territorial de Ucrania”, informó el portavoz de la diplomacia norteamericana, Ned Price. Biden se reunió posteriormente con el presidente polaco, Andrzej Duda, a quien reiteró el “compromiso sagrado” de Estados Unidos con el pacto de defensa colectiva de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en un mensaje destinado a los países fronterizos de Ucrania preocupados por la ofensiva rusa.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó la invasión con los objetivos de destruir las capacidades militares de esta exrepública soviética y de derrocar al gobierno prooccidental de Volodimir Zelenski. Pero un mes después, las tropas rusas suman magros avances, no han logrado casi capturar ninguna ciudad importante y los ataques contra civiles son cada vez más letales.
El viernes, un alto oficial ruso anunció sorpresivamente que en adelante la ofensiva ce centraría en la “liberación” del Donbás, en el este del país, ya dominado parcialmente por grupos separatistas prorrusos.
El jefe de Estado mayor adjunto de las Fuerzas Armadas, Serguéi Rudskoy, afirmó que esa nueva orientación se debe a que “los principales objetivos de la primera fase de la operación fueron alcanzados” y que “las capacidades de combate de las fuerzas ucranianas fueron reducidas de manera significativa”.
Esta aparente modificación de estrategia coincide con informaciones occidentales de que Moscú perdió a un séptimo general en la guerra y de que un coronel fue abatido por sus propios hombres.
Los rusos enfrentan además una contraofensiva en Jersón, la única ciudad importante que han logrado capturar. Pero Biden no está convencido de que el anuncio de un cambio de estrategia ruso corresponda a la realidad. Interrogado en Varsovia por un periodista sobre las implicaciones de ese cambio, Biden respondió: “No estoy seguro de que hayan cambiado”.
Este sábado la ciudad de Leópolis (Lviv), en el extremo oeste de Polonia, relativamente poco afectadas por la guerra hasta ahora, fue blanco de dos bombardeos que dejaron cinco heridos, informó el gobernador regional. El alcalde de Chernígov (norte) alertó por su lado que las tropas rusas han cerrado el cerco y que ya resulta prácticamente imposible evacuar a los civiles y a los heridos de esta ciudad situada a 120 km de Kiev.
Desde el inicio de la invasión, más de 10 millones de ucranianos (un cuarto de la población) han debido abandonar sus hogares y 3,7 millones han salido del país, 2,2 millones de ellos hacia Polonia, según datos de las autoridades ucranianas y de la ONU. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, acusó por su lado a Rusia de alentar una peligrosa carrera armamentística con el alarde de sus armas nucleares.
En una intervención por videoconferencia en el Foro de Doha (Catar), Zelenski pidió además a Catar que aumente su producción de gas natural, para evitar las presiones rusas sobre la Unión Europea (UE), sumamente dependiente de las importaciones de hidrocarburos rusos.
Estados Unidos y la UE anunciaron el viernes la creación de un grupo de trabajo para reducir la dependencia de Europa de la energía fósil de Rusia, proyectando la entrega de gas estadounidense.
Mariúpol resiste en medio de las ruinas
Las tropas rusas asedian y bombardean desde hace semanas la ciudad portuaria de Mariúpol, sobre el mar de Azov, cuya caída les permitiría crear un corredor entre la península de Crimea, anexada por Rusia en 2014, y las zonas prorrusas del Donbás.
Según la alcaldía de Mariúpol, más de 2.000 civiles han muerto a causa de los ataques rusos. Zelenski afirma que todavía hay 100.000 personas bloqueadas en la ciudad, que sufren todo tipo de carencias. El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció el viernes que su país, Turquía y Grecia pondrán en marcha “en los próximos días” una “operación humanitaria” para tratar de evacuar a los civiles de esa ciudad.
Oksana Vynokurova, un mujer de 33 años que logró escapar del puerto, contó que dejó atrás un paisaje infernal y que en su huida tuvo que dejar a su madre muerta “en el patio, como si fuera un perro”. “Yo escapé, pero perdí a toda mi familia. Perdí mi casa. Estoy desesperada”, dijo a la AFP tras lograr llegar a Leópolis.
En Járkov, las autoridades reportaron 44 ataques de artillería y 140 con cohetes en un solo día. Anna Kolinichienko, una mujer de unos 50 años que vive con su hermana y su cuñado en esa ciudad, dijo que ya ni se molestan en bajar al sótano cuando escuchan las sirenas. “Si cae una bomba vamos a morir de todas formas”, afirma, resignada a quedarse ya que asegura que no tiene donde ir.
Desmoralización militar
Según analistas occidentales, el ejército ruso se ha mostrado desmoralizado y poco disciplinado, sus equipamientos son equipamientos defectuosos y ha cometido errores tácticos, además de mostrar actitudes brutales con los civiles.
Las autoridades rusas indicaron el viernes 1.351 militares murieron rusos y 3.825 resultaron heridos desde el inicio de lo que Moscú denomina una “operación especial”. Esta cifra está lejos de las estimaciones de los países occidentales y de un alto funcionario de la OTAN, que indicó que entre 7.000 y 15.000 soldados rusos han muerto en Ucrania.
Putin promulgó el viernes una ley que castiga con hasta 15 años de cárcel las “informaciones falsas” sobre las acciones de Rusia en el extranjero. Esta ley complementa otra aprobada a principios de marzo, que prevé igualmente hasta 15 años de cárcel por publicar “información falsa” sobre el ejército ruso.