La Paz. AFP y EFE. Bolivia rechazó la reforma constitucional que impulsó el presidente izquierdista Evo Morales para postularse a un cuarto mandato (2020-2025), según el conteo oficial difundido el martes en la noche por la presidencia del máximo tribunal electoral con el 99,49% de los votos escrutados.
La presidenta del tribunal electoral, Katia Uriona, dijo, en conferencia de prensa, que tras “el consolidado a nivel nacional, al 99,49% de actas computadas, el resultado es de 51,31% por el no y el sí con 48,69%”, tendencia que era irreversible.
Morales deberá dejar el poder en enero del 2020 cuando concluya su tercer mandato, que se inició en el 2015.
Se trata de la primera derrota electoral directa del mandatario indígena desde su llegada al poder en el 2006.
El gobernante mantenía hasta el último momento su esperanza de revertir el resultado, apoyado por el respaldo en las urnas de poblaciones campesinas, sus leales bastiones electorales y políticos.
Más de 6 millones de los 10 millones de habitantes de Bolivia fueron a las urnas el domingo para votar por una reforma constitucional sobre una tercera reelección del mandatario, junto a su vicepresidente Álvaro García Linera.
Ambos gobiernan Bolivia desde el 22 de enero del 2006, asumieron su segundo mandato en el 2010 y el tercero en el 2015.
El tándem presidencial pudo presentarse a los comicios del 2014 gracias a un fallo del Tribunal Constitucional que avaló que su primer mandato (2006-2010) no cuenta porque el país fue refundado como Estado Plurinacional en 2009.
De acuerdo con los resultados electorales oficiales, el rechazo al cambio de la Carta Magna se registró en seis de los nueve departamentos del país (Potosí, Tarija, Chuquisaca, Santa Cruz, Beni y Pando) y el apoyo se manifestó en tres (La Paz, Oruro y Cochabamba).
Expectativa y recelo. Uriona destacó el esfuerzo que hizo la entidad nacional para garantizar celeridad y precisión en el recuento de votos, que en el último tramo generó reclamos de oficialistas y opositores.
Aunque existía una enorme incertidumbre por el resultado, que ha dado lugar a sospechas de la oposición de que se estaría fraguando un fraude, la misión de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) había llamado a “las fuerzas políticas a aceptar los resultados que entrega el Órgano Electoral Plurinacional, única autoridad competente para esta tarea”.
La OEA resaltó que el conteo se llevaba a cabo “ con la presencia de delegados del sí y del no, lo que garantiza transparencia de los procedimientos”.
Vana esperanza. El martes temprano, Morales había expresado su esperanza de que los votos de comunidades indígenas apartadas, en ese momento no contabilizados, pudieran revertir la tendencia.
No obstante, horas más tarde, el gobernante reconoció: “Si ganamos será por pocos votitos; si perdemos será por pocos votitos”. Y sostuvo que “después de diez años (en el poder), la mayoría sigue apoyando el proceso”.
Aunque los datos no lo favorecían, Morales se mostró distendido jugando un partido de fútbol en una comunidad rural del departamento de La Paz.
La víspera, el presidente aseguró que respetaría los resultados definitivos. Una victoria en este referendo permitiría a Morales postularse a un cuarto mandato, hasta el 2025.
En la antesala de conocerse el resultado final de la consulta del domingo, las ciudades bolivianas estuvieron en calma y las actividades cotidianas eran normales.
Salvo un pequeño grupo de activistas que la noche del lunes hizo un plantón de pocas horas frente al centro de cómputo electoral, no hubo otro incidente.