Lyon, Francia. “No veo de qué soy culpable”, afirmó el cardenal y arzobispo francés Philippe Barbarin durante su juicio en Lyon. El jueves sabrá si es condenado o no por haber ocultado las agresiones sexuales de un cura de su diócesis.
Su audiencia, a inicios de enero, causó gran expectativa. Barbarin encarna en Francia la crisis en el seno la Iglesia católica por los casos de pederastia, que dio lugar a una cumbre inédita en el Vaticano.
La fiscala a cargo del caso no pidió una pena de cárcel contra el cardenal ni contra los otros cinco exmiembros de la diócesis coacusados de haber encubierto agresiones sexuales cometidas por un cura contra menores hace 25 años.
Una posición difícil de sostener tras los crudos testimonios de los exjóvenes scouts que destaparon el caso, pero conforme a la posición de la fiscalía que había archivado una primera investigación en 2016.
El cardenal español Luis Ladaria Ferrer, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en Roma, debía también haberse sentado en el banquillo, pero el Vaticano invocó su inmunidad.
Las víctimas acusaban al español de complicidad puesto que Barbarin le había consultado sobre el caso del cura en el 2015 y Ladaria le aconsejó que lo apartara de su cargo discretamente.
Este caso salió a la luz en el 2015 después de que varias presuntas víctimas, jóvenes scouts, denunciaron por abuso al padre Bernard Preynat –que será procesado en un juicio aparte– por hechos supuestamente cometidos entre 1986 y 1991.
Las víctimas presentaron también una denuncia contra el cardenal Barbarin por no haber acudido a la Justicia, pese a que estaba al tanto de los abusos.
Después de que se archivó el caso en el 2016, lanzaron un proceso de “citación directa”, que en Francia permite, bajo ciertas condiciones acudir directamente al tribunal.
Alegato de inocencia
“Nunca traté de esconder, y mucho menos encubrir estos hechos horribles”, aseguró el purpurado, de 68 años, ante la corte, y arguyó que solo se enteró de las agresiones del padre Preynat cuando recibió a Alexandre Hezez, una de las presuntas víctimas, en noviembre del 2014.
Pero para el abogado de las víctimas, Jean Boudot, quien tachó a Barbarin de “mentiroso”, el poderoso cardenal estaba al tanto, al menos desde el 2010, de las acusaciones que pesaban en contra del padre Preynat, cuando habló con el cura sobre los “rumores” que corrían sobre él.
¿Sabía la suficiente en ese entonces como para denunciar a Preynat? El arzobispo asegura que no, pero quienes lo acusan están convencidos de que guardó silencio.
El juicio al cardenal francés Philippe Barbarin, y de cinco ex responsables de su diócesis, por no denunciar ante la justicia agresiones sexuales contra menores comenzó el lunes en la ciudad francesa de Lyon. Amplía esta información en #NoticiasEnVivo por: https://t.co/VZelgQ45vN pic.twitter.com/SbhZgAtvSX
— VIVOplay (@vivoplaynet) January 8, 2019
Sus abogados consideran que no se le puede acusar de "encubrimiento" puesto que las víctimas tenían la posibilidad de denunciar por si mismas los hechos.
Los varios casos de pederastia que se han registrado en Estados Unidos, Europa, Chile o Australia han sumido a la iglesia católica en una crisis de credibilidad histórica. Y cada vez son más las víctimas de agresiones sexuales pasadas que salen del silencio.
El papa Francisco, que apoya al cardenal Barbarin ante quienes piden que dimita, se comprometió a combatir todos los casos de abuso sexual en la Iglesia con la “máxima seriedad” durante una cumbre histórica contra la pederastia en la institución religiosa el mes pasado.
Cualquiera sea la sentencia, las víctimas afirmaron en enero que esperaban que este juicio "marcara el inicio de una nueva era".
Fuera de la sala del tribunal, el obispo auxiliar de Lyon, Emmanuel Gobilliard, les había agradecido por “haber sacudido a la Iglesia”.