Brasilia
La crisis política en Brasil se agravó, en la madrugada del martes, con una dura carta (publicada por la prensa brasileña) del vicepresidente Michel Temer a la presidenta Dilma Rousseff, que lucha por sobrevivir a un juicio político.
Temer, del partido PMDB (centro) aliado del gobierno y clave para conseguir los votos necesarios para que Rousseff evite ser destituida en el Congreso, dijo a la presidenta que durante su primer mandato fue "un vice decorativo" y la acusó de desconfiar de él.
LEA: Presidenta Dilma Rousseff convoca a luchar contra 'golpe' a democracia en Brasil
Sin embargo, su despacho precisó que no propone una ruptura con el gobierno ni entre partidos pero "defiende la reunificación del país", según el portal G1 de Globo.
Si Rousseff es destituida, Temer deberá reemplazarla en la jefatura de Estado.
"Siempre tuve la certeza de la absoluta desconfianza de la señora y de su entorno en relación a mí y al PMDB. Desconfianza incompatible con lo que hicimos para mantener el apoyo personal y partidario a su gobierno", se quejó Temer, su vicepresidente desde 2011.
En la carta, divulgada íntegramente por los principales diarios del país, Temer dice a Rousseff que fue ignorado en grandes decisiones políticas, y la acusa de querer dividir el PMDB y de filtrar informaciones incorrectas de una conversación privada entre los dos a la prensa, entre otros.
Horas antes, Rousseff había insistido en que confiaba en el vicepresidente, cuyo enigmático silencio hasta esta madrugada despertaba conjeturas sobre su apoyo a la mandataria, amenazada por un juicio político a raíz de un mal manejo de las cuentas públicas en momentos en que el país atraviesa una fuerte recesión económica.
"Siempre fue extremadamente correcto conmigo. No tengo por qué desconfiar de él ni un milímetro", afirmó Rousseff en una rueda de prensa el lunes.
La alianza que sustenta el gobierno de Rousseff está encabezada por el gobernante Partido de los Trabajadores (izquierda) y el PMDB, pero este partido tiene corrientes opositoras al gobierno. El propio jefe de Diputados Eduardo Cunha, que dio vía libre a la solicitud de juicio político, es del PMDB y tiene influencia sobre la bancada.
LEA: Brasil pasó en cinco años de potencia en crecimiento a país a la deriva
Uno de los hombres de más confianza de Temer, el ministro de Aviación Civil, Eliseu Padilha, renunció este lunes al cargo.
Padilha es considerado un hábil negociador en el Congreso y se cree que operará a favor de la destitución de la mandataria.
Una comisión de diputados se instalará este martes para empezar a analizar el juicio revocatorio, luego de que el jefe de Diputados aplazara un día su inicio, dijo a la AFP un vocero del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) en el Congreso.
La integración de esa comisión del juicio político coincidirá con la sesión del consejo de ética de la Cámara, que puede decidir investigar a Cunha por ocultar cuentas en Suiza vinculadas presuntamente a la corrupción descubierta en la estatal Petrobras.
La presidenta creía hasta antes de la recepción de la carta de Temer tener votos suficientes para salvar su mandato, y pidió al Congreso que suspenda el receso de verano que lo paralizaría desde el 23 de diciembre hasta febrero y que los legisladores vuelvan al trabajo tras los feriados de fin de año.
El gobierno quiere resolver el tema lo más rápidamente posible para no demorar la aprobación del ajuste fiscal en marcha y para evitar que crezca la insatisfacción popular luego de las fiestas de fin de año y las vacaciones de verano.
"No debe haber receso (parlamentario), porque vivimos un momento en que no podemos darnos el derecho de parar el país hasta el día 2 de febrero", dijo Rousseff a periodistas.
Rousseff, que cuenta con una popularidad de apenas 10%, es acusada por juristas que reclaman su juicio político de aprobar gastos por decreto sin autorización previa del Congreso, y de pedir préstamos a bancos estatales para tapar agujeros en el presupuesto.
El proceso es largo y complejo y puede dominar durante varios meses la agenda política.
LEA: Presidenta Dilma Rousseff contra la pared ante posible juicio político
Los partidarios del juicio político calculan que en plena recesión, pérdidas de empleo, inflación en aumento y escándalos de corrupción que no paran de ser investigados, la opinión pública posiblemente se volcará a las calles y terminará presionando a los legisladores a pronunciarse contra la mandataria.
Tras cuatro años de crecimiento débil y estancamiento, en 2015 la economía se desmoronó y terminó de destaparse una gigantesca red de corrupción en Petrobras que llevó a la cárcel a decenas de políticos allegados al gobierno, empresarios y banqueros. Las investigaciones, que no han implicado directamente a Rousseff, aún continúan.