Quito
Una docena de poblados del centro andino de Ecuador, incluido un sector de Quito, soportaba este sábado la caída de ceniza del volcán Cotopaxi, que entró en erupción hace una semana después de 138 años de permanecer en calma, mientras campesinos empezaron a sentir los efectos del fenómeno en cultivos y ganado.
"Las vacas no tienen qué comer porque toda la ceniza está en la hierba y eso les hace mal; les da fiebre, diarrea, y dejan de producir leche", dijo Nelson Pila, agricultor de la localidad de Machachi, una de las más golpeadas por la expulsión de material volcánico.
A 45 km al sur de Quito, el Cotopaxi registraba "emisiones continuas de vapor con carga media y moderada de ceniza", según el Ministerio Coordinador de Seguridad.
No obstante, las autoridades mantienen la alerta amarilla que activaron el 15 de agosto cuando comenzó el proceso eruptivo.
Al menos en una docena de poblados y una zona del sur de Quito, capital de 2,3 millones de personas, se ha registrado "caída de ceniza", señaló el organismo, única fuente autorizada para dar información sobre el volcán.
Las aldeas rurales más afectadas por el evento están ubicadas en las provincias de Cotopaxi, Tungurahua y Pichincha, cuya capital es Quito.
La ceniza "quema los cultivos, los seca, y los echa a perder", señaló María de los Ángeles Gualotuña.
Esta agricultora y ganadera de 36 años dijo que las reses están consumiendo hierba y agua con ceniza, lo que a la postre incidirá en una baja en la producción de leche.
El gobierno, que decretó el estado de excepción por 60 días para atender la emergencia, ha enviado a la zona alimento para ganado y afina planes de evacuación y atención a la población que sería perjudicada por un evento mayor.
Daño a la salud pública. Desde varios puntos de la ciudad era visible este sábado una columna gris que se elevaba hasta 2 kilómetros sobre el nivel del cráter, según calculó el ministerio Coordinador de Seguridad.
En Machachi, los pobladores desarrollaban sus actividades con tapabocas y varios se quejaban de molestias en ojos y garganta.
"Hay mucha polvareda. Todo el día ha estado saliendo vapor del cerro. Arde la garganta, los ojos", indicó Oswaldo Díaz, un habitante de 60 años de Machachi, una localidad a unos 30 kilómetros de Quito.
De 5.897 metros de altura, el Cotopaxi es considerado por los científicos como uno de los volcanes más peligrosos del mundo por el alto número de habitantes que vive en sus alrededores, y el riesgo de que se formen avalanchas que bajen por los ríos que cruzan por los poblados.
Unas 325.000 personas pueden verse afectadas por las eventuales avalanchas derivadas del proceso eruptivo, según estimó en pasados días la secretaría Nacional de Gestión de Riesgos.
El aumento de la actividad del Cotopaxi obligó a la evacuación preventiva o voluntaria de 505 personas el último fin de semana.
A raíz de ello, el presidente Rafael Correa decretó el estado de excepción el sábado 15, lo que le permite liberar fondos, movilizar a las Fuerzas Armadas y censurar de manera previa la información relacionada exclusivamente con el volcán.
Además del Cotopaxi, otros siete volcanes están activos en Ecuador.